BIENVENIDAS/OS A MI MUNDO, AQUI ME DEJO LLEVAR POR LA IMAGINACIÓN, POR FAVOR RESPETA MIS HISTORIAS.. GRACIAS POR DEDICARME TU TIEMPITO !! LAP

miércoles, 3 de marzo de 2010

Frases de Eclipse !!



Todos nuestros intentos de huida habían sido infructuosos.
Con el corazón en un puño, observé cómo se aprestaba a defenderme. Su intensa concentración no mostraba ni rastro de duda, a pesar de que le superaban en número.
Sabía que no cabía esperar ningún tipo de ayuda, ya que, en ese preciso momento, lo más probable era que los miembros de su familia luchasen por su vida del mismo modo que él por las nuestras.
¿Llegaría a saber alguna vez el resultado de la otra pelea? ¿Averiguaría quiénes habían ganado y quiénes habían perdido? ¿Viviría lo suficiente para enterarme?
Las perspectivas de que eso sucediera no parecían muy halagüeñas.
El fiero deseo de cobrarse mi vida relucía en unos ojos negros que vigilaban estrechamente, a la espera de que se produjera el menor descuido por parte de mi protector, y ése sería el instante en el que yo moriría con toda certeza.
Lejos, muy lejos, en algún lugar del frío bosque, aulló un lobo.
→ Eclipse.

_________________________________________

—Hay algo... extraño en cómo estáis juntos —murmuró ella, con la frente fruncida sobre sus ojos preocupados—. Te mira de una manera... tan... protectora. Es como si estuviera dispuesto a interponerse delante de una bala para salvarte o algo parecido.
Me reí, aunque aún no me sentía capaz de enfrentarme a su mirada.
—¿Y eso es algo malo?
—No —ella volvió a fruncir el ceño mientras luchaba para encontrar las palabras apropiadas—. Simplemente es diferente. Él siente algo muy intenso por ti... y muy delicado. Me da la impresión de no comprender del todo vuestra relación. Es como si me perdiera algún secreto.
—Creo que estás imaginando cosas, mamá —respondí con rapidez, luchando por hablarle con total naturalidad a pesar de que se me había revuelto el estómago. Había olvidado cuántas cosas era capaz de ver mi madre. Había algo en su comprensión sencilla del mundo que prescindía de todo lo accesorio para ir directa a la verdad. Antes, esto no había sido nunca un problema.
Hasta ahora, no había existido jamás un secreto que no pudiera contarle.
—Y no es sólo él —apretó los labios en un ademán defensivo—. Me gustaría que vieras la manera en que te mueves a su alrededor.
—¿Qué quieres decir?
—La manera en que andas, como si él fuera el centro del mundo para ti y ni siquiera te dieras cuenta. Cuando él se desplaza, aunque sea sólo un poco, tú ajustas automáticamente tu posición a la suya. Es como si fuerais imanes, o la fuerza de la gravedad. Eres su satélite... o algo así. Nunca había visto nada igual.
→ Eclipse.

______________________________________

Introdujo las manos en mi pelo y sus labios se movieron de modo lento, pero concienzudo, contra los míos, antes de que me diera cuenta de a qué se estaba refiriendo. De lo que estaba haciendo.
No me quedaba mucho tiempo para reaccionar. Si esperaba un poco, no sería capaz de recordar por qué tenía que detenerle. Ya empezaba a no poder respirar bien. Aferré sus brazos con las manos, apretándome más contra él, mi boca pegada a la suya, contestando de este modo a cualquier pregunta inexpresada por su parte.
Intenté aclararme la mente, para encontrar un modo de hablar.
Se dio la vuelta lentamente, presionándome contra la hierba fría.
¡Oh, vamos, qué importa!, se alegraba mi parte menos noble. Tenía la mente llena de la dulzura de su aliento.
No, no, no, discutía en mi interior. Sacudí la cabeza y su boca se deslizó hasta mi cuello, dándome una oportunidad para recobrar la respiración.
—Para, Edward. Detente —mi voz era tan débil como mi voluntad.
—¿Por qué? —susurró en el hueco de mi garganta.
Intenté imprimir algún tipo de resolución en mi tono.
—No quiero que hagamos esto ahora.
—¿Ah, no? —preguntó, con una sonrisa transparentándose en su voz. Puso sus labios otra vez sobre los míos y se me hizo imposible volver a hablar. El fuego corría por mis venas, quemándome donde mi piel tocaba la suya.
Me obligué a concentrarme. Me costó un esfuerzo enorme el simple hecho de liberar mis manos de su pelo, y trasladarlas a su pecho, pero lo hice. Y después le empujé, en un intento de apartarle. No podría haberlo conseguido sola, pero él respondió como sabía que haría.
Se irguió unos centímetros para mirarme y sus ojos no ayudaron en nada a respaldar mi resolución, ardiendo de pasión con un fuego negro.
—¿Por qué? —me preguntó otra vez, su voz baja y ronca—. Te amo. Te deseo. Justo ahora.
→ Eclipse
_____________________________________

—Bella, ¿estás segura de haber efectuado la elección correcta? Nunca te he visto sufrir tanto... —se le quebró la voz en la última palabra.
Pero sí que había conocido una pena mayor.
Le toqué los labios.
.
—No sé... —arrugó el entrecejo—. Si te duele tanto, ¿cómo puede ser esto lo mejor para ti?
Edward, tengo claro sin quién no puedo vivir.
—Pero...
Sacudí la cabeza.
—No lo entiendes. Puede que tú seas lo suficientemente valiente o fuerte para vivir sin mí, si eso fuera lo mejor, pero yo nunca podría hacer ese sacrificio. Tengo que estar contigo. Es la única manera en que puedo seguir viviendo.
Aún parecía poco convencido. No debería haberle dejado quedarse conmigo la noche anterior, pero le necesitaba tanto...
→ Eclipse
________________________________________

No me había dado cuenta de que él estaba de pie y en silencio detrás de mí hasta que apagué el ordenador y me aparté de la mesa. Iba a empezar a regañarle por haber estado leyendo sobre mi hombro, cuando me percaté de que no me prestaba atención. Estaba examinando una aplastada caja negra de la que sobresalían por una de sus esquinas varios alambres retorcidos, de un modo que no parecía favorecer mucho su buen funcionamiento, fuera lo que fuera. Después de un instante, reconocí el estéreo para el coche que Emmett, Rosalie y Jasper me habían regalado en mi último cumpleaños. Se me habían olvidado esos regalos, que se escondían tras una creciente capa de polvo en el suelo de mi armario.
¿Qué fue lo que le hiciste? —preguntó, con la voz cargada de horror.
—No quería salir del salpicadero.
¿Y por eso tuviste que torturarlo?
—Ya sabes lo mal que se me dan los cacharros. No le hice daño a conciencia.
Sacudió la cabeza, con el rostro oculto bajo una máscara de falsa tragedia.
—¡Lo asesinaste!

Me encogí de hombros.
—Si tú lo dices...
→ Eclipse

________________________________________

Abrió la cremallera de la bolsa con un solo movimiento y después la retiró con cuidado de la percha. Dio un paso hacia atrás, alargando un brazo hacia ella como si fuera la presentadora de un programa concurso.
—¿Y bien? —me preguntó casi sin aliento.
Yo lo admiré durante un buen rato para hacerla rabiar un poco. Su expresión se volvió preocupada.
—Ah —comenté, y sonreí, dejando que se relajase—. Ya veo.
—¿Qué te parece? —me exigió.
Era otra vez como mi visión de Ana de las Tejas Verdes.
—Es perfecto, claro. El más apropiado. Eres un genio.
Ella sonrió abiertamente.
—Ya lo sé.
—¿Mil novecientos dieciocho? —intenté adivinar.
—Más o menos —admitió ella, asintiendo—. En parte es diseño mío, la cola, el velo... — acarició el satén blanco mientras hablaba—. El encaje es de época, ¿te gusta?
Es precioso. A él le va a gustar mucho.
—¿Y a ti también te parece bien? —insistió ella.
—Sí, Alice, eso creo. Me parece que es justo lo que necesito. Y sé que harás un magnífico trabajo con todo, pero si pudieras controlarte un poquito...
Sonrió encantada.
—¿Puedo ver tu vestido? —le pregunté.
Ella parpadeó, con el rostro blanco.
¿No pediste tu traje al mismo tiempo? No quiero que mi dama de honor lleve puesto un trapajo cualquiera — hice como si me estremeciera de espanto.
Enlazó sus brazos en torno a mi cintura.
¡Gracias, Bella!
—¿Cómo no has podido ver lo que se nos venía? —bromeé, besando su pelo erizado—. ¡Pero qué clase de psíquica eres tú!
→ Eclipse

____________________________________

—Estoy preocupada por Jake. Quiero ir a La Push en cuanto haga la cena.
—Ya te advertí que esas motos eran peligrosas. Espero que esto te haga comprender que no bromeaba con ese tema.
Asentí mientras empezaba a sacar cosas del frigorífico. Charlie se instaló en la mesa.
Parecía de un humor más parlanchín de lo habitual.
—No creo que debas preocuparte mucho por Jake. Alguien que puede soltar esa cantidad de palabrotas con tanta energía, seguro que se recupera.
—¿Estaba despierto cuando le viste? —le pregunté, dándome la vuelta para mirarle.
—Oh, sí, y mucho. Tendrías que haberle escuchado..., bueno, en realidad, mejor que no. Me da la sensación de que le ha oído todo el mundo en La Push. No sé de dónde se ha sacado semejante vocabulario, pero espero que no lo haya empleado en tu presencia.
—Pero hoy su excusa es estupenda. ¿Qué pinta tiene?
—Descompuesto. Lo trajeron sus amigos. Menos mal que son chicos fuertes, porque ese chaval es como un armario. Carlisle le dijo que tenía la pierna derecha rota, y también el brazo derecho. Parece ser que se aplastó todo el lateral del cuerpo al caerse de esa maldita moto —Charlie sacudió la cabeza—. Como me entere yo de que has vuelto a montar en moto, Bella...
—No hay problema, papá, no lo haré. Entonces, ¿crees que Jake está bien?
—Seguro, Bella, no te preocupes. Estaba lo suficientemente dueño de sí mismo como para meterse conmigo.
—¿Meterse contigo? —repetí sobresaltada.
—Así es... entre un insulto a la madre de alguien y que estuvo nombrando a Dios en vano, dijo: «Apuesto a que hoy estás contento de que ella quiera a Cullen en vez de a mí, ¿a que sí, Charlie?».
Me volví hacia el frigorífico para impedir que me viera el rostro.
—Y no puedo discutir eso. Edward es mucho más maduro que Jacob en lo que respecta a tu seguridad, eso tengo que concedérselo.


_________________________________________

—¿Te ha dicho Alice que va a secuestrarme otra vez?
Edward sonrió.
—En realidad no va a hacerlo.
Me quedé mirándole, y él se rió en voz baja ante mi cara de desconcierto.
—Soy el único que tiene permiso para retenerte como rehén, lo recuerdas? —me dijo—. Alice se va de caza con el resto —suspiró—. Supongo que yo ahora ya no tengo por qué hacerlo.
¿Así que eres tú quien va a secuestrarme?
Edward asintió.
Me lo imaginé durante unos instantes. Nada de tener a Charlie en el piso de abajo escuchando o subiendo a asomarse cada poco rato a mi cuarto. Ni tampoco una casa llena de vampiros insomnes con su aguzado y entrometido sentido del oído. Solos él y yo.
Solos de verdad.
—¿Te parece bien? —me preguntó, preocupado por mi silencio.
—Bueno... sí, salvo por una cosa.
—¿Qué cosa? —me preguntó, nervioso. Era increíble, pero por alguna razón aún parecía albergar dudas respecto a su control sobre mí. Quizá tenía que dejárselo más claro.
—¿Por qué no le ha dicho Alice a Charlie que os ibais esta noche? —pregunté.
Edward se rió, aliviado.
→ Eclipse

___________________________________________


—¿Bella? —respondió a la primera llamada. Parecía más que aliviado, estaba encantado. Oí de fondo el motor del Volvo, lo cual significaba que ya estaba en el coche.
Estupendo—. Te dejaste aquí el móvil. Lo siento. ¿Te ha llevado Jacob a casa?
—Sí —refunfuñé—. ¿Puedes venir a buscarme, por favor?
—Voy de camino —respondió él de inmediato—. ¿Qué ocurre?
—Quiero que Carlisle me examine la mano. Creo que me la he roto.
Se hizo el silencio en la habitación contigua. Me pregunté cuánto tardaría Jacob en salir por pies. Sonreí torvamente al imaginar su inquietud.
—¿Qué ha ocurrido? —inquirió Edward con voz apagada.
—Aticé a Jacob —admití.
—Bien —dijo Edward con voz siniestra—, aunque lamento que te hayas hecho daño.
Solté una risotada. Él sonaba tan complacido como lo había estado Charlie hacía unos instantes.
—Desearía haberle causado algún daño —suspiré, frustrada—. No le hice ni pizca.
—Eso tiene arreglo —sugirió.
—Esperaba que contestaras eso.
Hubo una leve pausa y él, ahora con más precaución, continuó:
—No es propio de ti. ¿Qué te ha hecho?
—Me besó —gruñí.
Al otro lado de la línea sólo se oyó el sonido de un motor al acelerar.
Charlie volvió a hablar en la otra habitación.
—Quizá deberías irte, Jake —sugirió.
—Creo que voy a quedarme por aquí si no te importa.
—Allá tú —murmuró mi padre.
Finalmente, Edward habló de nuevo.
—¿Sigue ahí ese perro?
—Sí.
—Voy a doblar la esquina —anunció, amenazador, y colgó.
[...]
Edward habló con voz tan pacífica y amable que confería a sus palabras un tono extrañamente amenazador.
—No voy a matarte ahora. Eso disgustaría a Bella.
—Um —rezongué.
Edward se giró con ligereza para dedicarme una fugaz sonrisa. Conservaba la calma.
—Mañana te preocuparía —dijo mientras me acariciaba la mejilla con los dedos; luego, se volvió hacia Jake—. Pero si alguna vez Bella vuelve con el menor daño, y no importa de quién sea la culpa, da lo mismo que ella se tropiece y caiga o que del cielo surja un meteorito y le acierte en la cabeza, vas a tener que correr el resto de tus días a tres patas. ¿Lo has entendido, chucho?
→ Eclipse.

___________________________________


“Ya te extraño.”
“No necesito irme. Me puedo quedar…”
“Mmm.”
Estuvo en silencio por un largo momento, sólo el golpe de mi corazón martillando. El ritmo deshecho de nuestra respiración entrecortada, y el susurro de nuestros labios moviéndose en sincronización.
A veces era muy fácil olvidar que estaba besando a un vampiro. No porque pareciera normal o humano – nunca podría olvidar ni por un segundo que estaba sosteniendo a alguien más ángel que humano en mis brazos - sino porque él lo hacía parecer como si no fuera nada tener sus labios contra mis labios, mi cara, mi garganta. Él afirmaba que ya tenía mucho tiempo que había pasado la tentación que mi sangre solía ser para él, que la idea de perderme le había curado cualquier deseo de ella. Pero yo sabía que el olor de mi sangre todavía le causaba dolor – todavía le quemaba su garganta como si estuviera inhalando llamas.
Abrí mis ojos y encontré los suyos abiertos, también, mirando fijamente mi cara. No tenía sentido cuando él me miraba de esa manera. Como si fuera el premio en lugar del escandaloso afortunado ganador.
Nuestras miradas se encontraron por un momento; sus ojos dorados eran tan profundos que imaginé que podía ver todo el camino a su alma. Parecía tonto que éste hecho – el de la existencia de su alma - siempre había estado en duda, incluso si él era un vampiro. Él tenía el alma más hermosa, más hermosa que su mente brillante, su incomparable cara o su glorioso cuerpo.
Él me volvió a mirar como si pudiera ver mi alma, también, y como si le gustara lo que veía.

_____________________________________

Ten cuidado, amor - masculló bajo la urgencia de mi beso.
- No - gruñí.
Con dulzura, apartó mi rostro unos centímetros
- No me tienes que probar nada.
- Ni lo pretendo. Dijiste que podría tener lo que quisiera de ti y esto es lo que deseo. Lo quiero todo.
→ Eclipse.



LAP