
Que más queda que la estupidez. Eso es lo que pienso cada vez que se que estoy equivocándome.
Me salva de la sensatez, porque creo que me da miedo decir a veces que no. Me gusta lo desconocido y lo inseguro, es por eso que tropiezo tanto. Es que es tan malo lo equivocado, que no puedo evitar pararme de nuevo y recibir un golpe mas. Me hace sentir mas viva. Aunque el mundo lo sepa aun cuando lo se yo, necesito la adrenalina de lo prohibido.
LAP