BIENVENIDAS/OS A MI MUNDO, AQUI ME DEJO LLEVAR POR LA IMAGINACIÓN, POR FAVOR RESPETA MIS HISTORIAS.. GRACIAS POR DEDICARME TU TIEMPITO !! LAP

lunes, 31 de mayo de 2010

Nuevas imagenes !! LAP



Lista de imperfecciones por Bella Swan,capítulo 18:Donde hubo fuego…


Capítulo 18: Donde hubo fuego…

— ¡Bella, espera! — apure incluso más la marcha ¿Espera? Estaba enfermo.

Sí, Edward Cullen era un maldito enfermo.

— ¡Qué demonios quieres! — Chille, frenando en seco, alzando mis dos brazos al aire en un ataque de histeria. ¡Me tenia harta! Y eso no era poco.

— ¡¿Por qué demonios estas enojada ahora? — Oh Dios Mío. ¿Y me lo pregunta? Infle mis mejillas y fruncí el ceño, en un infantil acto ¡Estaba furiosa!

— ¿Sabes? Déjame en paz — volví a retomar mi marcha y seguí caminando, podía sentir los pasos de Edward tras mío. Claro, sus contantes murmullos no lo hacían para nada invisible.

Las calles se encontraban un poco desoladas a estas horas. No sé que le había dado a Alice y Rose por salir de fiesta, una vez más; y claro, Bella 'la que hace todo lo que los demás digan', acepto en ir, luego de una hostigante ronda de 'por favores' de sus queridas amigas. La escena de Tom y Jerry me estaba cansando así que pare de caminar, me quede al lado de una parada de auto bus, contra la pared.

¿Cansada? Eso era decir poco.

— Mmm... — suspire y me apoye contra la pared, me resbale hasta quedar sentada en el suelo. Estúpido Edward, estúpida yo, estúpido todo el mundo.

Una vez más nuestro querido Edward Cullen tenia razón.

Bella, eres una chica patética.

— ¿Bella? — su voz me sonaba molesta en estos momentos, bueno, casi siempre. Lo mire de mala gana y desvié mi vista nuevamente. Escuche un resoplido de su parte ¡Que esperaba! ¿Qué le diera las gracias?

Gracias Edward, gracias por matarme la poca autoestima que me quedaba y por alejar a Alec de mí. Gracias.

— ¿Que es lo que quieres ahora? — rugí, clavando mis ojos en su persona ¿Que no se daba cuenta que ya me estaba hartando de sus jueguitos? Además, yo no le hacía nada ¡Absolutamente nada! lo dejaba vivir su vida tranquilamente con Jane.

Ugh, Jane.

Y pensar que la chica me caía bien ¡Que bobería más grande!

— ¿Que no te das cuenta? ¡Cuando tuvo su oportunidad se le lanzo encima! — Rodé mis ojos. Él le había dado esa oportunidad, él era el culpable de que 'se le haya lanzado encima' Aunque su querida mosquita muerta no se quedaba atrás con ese papel de 'Ave maría que no he roto ningún plato'

— ¡Oh vamos! Tu querida Jane tampoco es tan santa que digamos, y con esos gestos tímidos y sonrojos idiotas — Edward me vio alzando una ceja y yo lo ignore. Lo sé, mis sonrojos también son idiotas — El punto es que ella tampoco es la reina de la castidad Edward — Edward resoplo y se apoyo en la pared donde yo estaba, junto a mí.

— No me importa lo que haga Jane con ese idiota — agrego encogiéndose de hombros — Yo solo quería que te dieras cuenta de que el no vale la pena — sonreí irónicamente ¡Mira quien lo dice! quise gritarle a su hermoso rostro.

— Bueno...— dije tranquilamente — ¡Pues a mí sí me importó lo que ese idiota estaba haciendo con tu idiota! — Chille enajenada.

Todo por hacerle caso a Alice y Rose…

Flash Back

La charla con Renée había servido de algo, siempre dicen que las mamás tienen las palabras exactas para hacerte entrar en razón, o caer en la tentación…bueno, ese era mi caso personal. No, eso no significaba que iría corriendo donde a Edward a decirle que lo quería, pero bueno, idiota una vez idiota dos veces ¿Qué más da? El chico nació así y yo, lamentablemente, caí rendida ante él y su idiotez.

— Bella es una tonta ¿A que no ovejita? — estaba estirada sobre mi cama con la oveja que Edward había ganado para mi dos veces aquel día en la feria. Los grandes y tiernos ojos del peluche me miraban inexpresivos ¡Claro! Ahora hablaba con peluches, genial. Suspire y rodé sobre mi cuerpo para quedar boca arriba.

¿Por qué Edward no podía ser simplemente como aquel día el resto de su vida?

— ¡¿Estas lista Bella? — Emmett estuvo a punto de romper mi puerta con el golpe que le dio. Oh no.

— Si Emmett, estoy lista — respondí con cansancio y rodé mis ojos.

— ¡No te escucho! — Chillo, alargando la 'o' final. Resople y lo mire arqueando una ceja ¡Vamos! ¿Es enserio? — Vamos Belly — susurro, para que le siguiera el juego haciendo un puchero. Resople y le respondí.

— ¡Si Emmett, estoy lista! — tire mi peluche a quien sabe dónde y me puse de pie haciendo un saludo militar. Emmett sonrió remarcando sus hoyuelos.

— ¡Uuuh! — Imito pobremente la voz del pirata de Bob esponja y luego se largo a reír — Bien, basta de idiotez. Esto es serio — paso su mano velozmente sobre su rostro y su sonrisa desapareció dejando ver la 'poker face' de Emmett.

— Uh, serio, si — Me senté a la orilla de mi cama y espere a que el 'capitán' hablara.

— Rosie y la Pixie se han reportado a las 1700 — Rodé mis ojos y seguí escuchando — La misión de hoy: ir a Remember cuando el sol se ponga — La cara que Emmett tenía en estos momentos me hacia matarme de la risa por dentro, esa seriedad no la usaba ni para hablar con papá de temas importantes.

— ¿Hora mi capitán? — pregunte, siguiéndole su jueguito.

— 2100, soldado — hice un asentimiento con mi cabeza — La sargento Pixie quiere que lleve a su hombre, El sargento Hale me informo que el Coronel Cullen ira con la rubia y la Capitana Sexy sigue igual de sexy — Emmett me guiño un ojo cuando dijo lo último. Rodé mis ojos y volví a asentir, omitiendo la parte de la capitana sexy, alias Rosalie — Oh y las chicas me mandaron a decir esto: Por favor, por favor, por favor, por favor, por fav…

— ¡Ya cállate, Emmett! — chille harta de los 'por favores' que Alice y Rose lo habían mandado a decir.

— ¡Y eso es todo amigos! — Emmett me dio una sonrisa de lado y desapareció.

Sonreí, mi hermano era el chico de los recados.

Cuatro horas me quedaban para arreglarme, gracias al cielo a Emm no le habían dado el recado de 'Sargento Pixie llevara a cabo la misión: Barbie Bella' Un escalofrío recorrió mi espalda de tan solo pensarlo. Tome mi celular y me volví a estirar en la cama, teclee rápidamente un mensaje para Alec.

Hey! Los chicos quieren salir hoy cerca de las nueve, y… uh, Alice
quiere que lleve 'a mi chico'. Entonces, 'mi chico' ¿Estas libre?

B.

Termine de teclear y le di a enviar. Una sonrisa se planto en mi rostro. Con Alec junto a mi soportar a Edward y Jane sería mucho más fácil. Cerré los ojos por unos segundo, mhm, hace tanto que no dormía una siesta y mi querida cama estaba tan apetecible…la vibración de mi celular me salvo de caer al país de los sueños.

Claro cariño, o debería decir, ¿mi chica?
Ahí estaré.

A.

Ajá, la respuesta positiva de Alec fue suficiente para que me dignara a dormir una siesta…solo un ratito.

.

.

.

.

¡Mierda!

¡Mierda, mierda y más mierda!

¡¿Es que Emmett no podía haberme despertado?

Me levante apresuradamente de la cama, tropezando en el intento de caminar a una velocidad que consideraría peligrosa para mi persona. Tome lo primero que vi en mi armario y me metí en la ducha. A los diez minutos estaba fuera y lista para vestirme con… ¿Un pijamas? ¡Demonios!, Salí de la ducha envuelta en una toalla y comencé a buscar desesperada algún tipo de prenda más decente que un pijama. La puerta de mi habitación se abrió y yo no le di importancia, si era Emmett lo mataría por ser tan desconsiderado.

— Yo…uh, lo siento. Emmett me dijo que subiera, y…— Oh, mierda. Me giré lentamente y me tope con los ojos azulinos grisáceos de Alec, quien tenía un suave rubor en sus mejillas…rubor que se me contagio cuando me di cuenta que solo me cubría la toalla.

— Oh — solté roja como un tomate y un farolito de navidad; cualquier cosa que fuera roja.

— Creo que…saldré — Alec apunto la puerta a sus espaldas con su dedo pulgar, sin quitar los ojos de mi.

— Eh, si — conteste aturdida. Un incomodo silencio se formo unos segundo y luego Alec se giro lentamente y cerró la puerta tras de sí. Suspire de alivio cuando estuvo fuera.

Esta era una más de las escenas vergonzosas que predominaban mi vida.

Tome una simple polera morada y unos jeans negros ajustados, me puse rápidamente la ropa interior y luego la polera con el pantalón, me calce mis zapatillas y seque mi cabello rápidamente con la toalla. No estaba tan mal. Suspire un par de veces antes de salir de mi habitación. Alec me esperaba apoyado contra la pared continua, levanto su vista cuando cerré la puerta y me sonrió, le sonreí devuelta y me acerque a él.

— Lo siento — susurro, avergonzado.

— Esta bien, no es la gran cosa — rodé mis ojos y jale de su mano escalera abajo.

Las nueve con un minuto y Alice estaba hecha una furia. La enana me miraba con dagas, rayos laceres, cuchillas y todo lo que se podría imaginar en sus ojos, me escondí sutilmente tras de Alec, por cualquier atentado en mi contra. Alice bufo y tomo la mano de Jasper, quien sonreía por el berrinche de su novia.

— ¿Estas lista? Si quieres podemos esperar otra hora, no es ningún problema — El sarcasmo que había en su frase casi hizo que sonriera, casi.

— Exageras, solo fue un mísero minuto — Alice eme dio la mirada, me escondí incluso más tras el cuerpo de Alec y me estremecí. Alice enojada… Dios.

Emmett, Rose , Alec y yo nos iríamos en el Jeep; mi trasto había fallecido hace algunos días, Q.E.P.D a su memoria. Alice y Jasper irían en el Porsche de la enana y Edward con su novia nos esperarían en el club. Arriba del auto Emmett se puso en ridículo a si mismo cantando I'm too sexy for my shirt, Oh, pero eso no fue todo, Alec le ayudo en el coro; Rose y yo nos partíamos de la risa viendo la escena tan malditamente homosexual que teníamos en frente. Llegamos en un abrir y cerrar de ojos, Alec me ayudo a bajar del Jeep. Los chicos ya nos esperaban abajo.

Hmh, yo quería dar media vuelta y volver a casa.

Una polera morada y unos jeans ajustados…esa era mi patética vestimenta ¡Y Dios! Jane estaba despampanante con el corto vestido de color plateado que llevaba. Desvié la mirada cuando me di cuenta de que la había estado mirando por mucho tiempo, hmpf, después la chica se creía que yo tenía otras inclinaciones sexuales…ugh. La gente se estaba comenzando a amontonar a la entrada de Remember, unos cuantos empujones recibí.

La mejor parte viene ahora.

Cuando el chico de la puerta anuncio una rebaja en lo que se refería a la barra para las cincuenta personas que entraran desde ahora, yo me encontraba atascada en una ola de personas. Había perdido a los chicos de vista cuando la palabra 'descuento' había quedado suspendida en el aire. Los empujones iban y venían y yo ya pensaba con que quitarme los cardenales que me quedarían de tantos codazos que estaba recibiendo. De pronto sentí un leve tirón en mi mano derecha y cuando me di cuenta me encontraba alejada de la multitud, me gire pensando que era Alec que había llegado a mi rescate.

Jo, eso sonó a cuento infantil.

— Bah — me giré y me dedique a mirara a las personas que seguían amontonada en la entrada del local, Edward estaba a mis espaldas, tal vez haciendo lo mismo que yo.

— ¿Qué estas buscando? — me pregunto al oído, causando que un escalofrió me recorriera el cuerpo. Apreté mis brazos a mi alrededor para detener el maldito estremecimiento — ¿Buscas a Alec? — asentí, mirando a la entrada aún — Esta allí — paso su brazo por sobre mi hombro y apunto en una dirección contraria a la que yo estaba viendo.

Alec estaba mirando para todos lados, se encontraba perdido. Sonreí y di un paso a adelante para ir a su encuentro, pero la mano de Edward en mi abdomen me lo impidió. Me giré y lo mire con el ceño fruncido ¿Qué demonios estaba haciendo? Edward tenía una sonrisa de suficiencia en su rostro, y miraba en la dirección donde se encontraba Alec, me gire y vi a Jane caminar hacia mi chico.

— Hey, ahí está Jane — puntualice, tratando de retirar su mano de mi cintura — Será mejor que nos acerquemos…— Edward rió suavemente y negó con su cabeza — ¿Qué? — le pregunte.

— Solo espera cariño — susurro a mi oído, afianzando aún más el agarre. Me giré nuevamente para ver a Alec y Jane juntos.

Sip, ahí estaba la ex parejita. La distancia en la que nos encontrábamos era demasiada como para escuchar una pizca de lo que hablaban, pero por los gestos tímidos de Jane y las dulces miradas que le enviaba Alec estaba más que claro, para mí. Alec se acerco titubeante a Jane y susurro algo a su oído, causando que un sonrojo se apoderara de las mejillas de la rubia chica. Suspire desganada y me gire a mirar a Edward que seguía con esa sonrisita en su rostro.

— ¿No te importa lo que está haciendo tu chica? — le pregunte, tratando de desviar mi mente de ellos. Edward sonrió aun más y negó lentamente con su cabeza.

— Espera, creo que te gustara ver esto — me giré rápidamente para ver como Jane se alzaba en a punta de sus pies y le daba un dulce beso a Alec — Te lo dije, Jane puede tener a Alec cuando quiera — Suspire y golpee su estomago con mi codo, para alejarme de él.

¡Bella! — escuche mi nombre a lo lejos, me gire y vi a Alec viendo con sus grandes ojos azules en mi dirección. Sonreí y levante mi mano en señal de despedida.

Alec podía hacer lo que quisiera, no era mi novio después de todo.

Como dicen: Donde hubo fuego…cenizas quedan.

Fin Flash Back.

Así había acabado justo aquí… Caminando sin rumbo, seguida de Edward.

— ¿Qué te propones? — susurre cansada de pelear por hoy. Sentía la mirada de Edward clavada en mí, pero mis manos eran más importantes ahora.

— Solo… — suspiro y prosiguió — Yo solo… preferiría que estés con Black a que salgas con ese idiota — soltó. Eso no respondía mi pregunta, pero lo deje pasar.

— ¿Qué tiene Jacob que Alec no tenga? — le pregunte una vez más.

— Te quiere — dijo restándole importancia. Levante mi vista y la pose en el — Te quiere de verdad — se encogió de hombros y miro para otro lado. Suspire.

— ¿No crees que yo debería elegir con quien estar y con quien no? — esto se estaba pareciendo a un interrogatorio.

— Me odias ¿cierto? — su cambio de tema me tomo por sorpresa.

¿Lo odiaba? Jo, si solo el supiera.

— ¿Qué? — pregunte, tratando de hacerme la desentendida.

— Me odias, lo sé — Edward bajo su mirada y luego la volvió a levantar, haciendo una extraña mueca con sus labios — ¿Quién es? — me pregunto súbitamente, fruncí el ceño, si no me hacía preguntas completas nunca iba a entender.

— ¿Quién es, quien? — pregunte rodando mis ojos.

— El chico de… — reviso sus bolsillos y luego… Oh dios, saco un papel — De esto — agito la lista frente a mi cara…mi pálida cara.

— E-Edward, ¿d-de donde sacaste e-eso? — pregunte con los ojos abiertos como plato, ¡Como demonios tenia la lista en sus manos!

— Oh, Renée me la dio el otro día — se encogió de hombros restándole importancia — No la he leído… ¿Debería hacerlo? — me preguntó con una sonrisa divertida… El color se me fue de todo el cuerpo prácticamente.

— ¡No! — Chille desesperada — Dámela — le exigí, estirando mi mano.

— Lista de imperfecciones, por Bella Swan… — carraspeo y prosiguió leyendo.

Yo quería que la tierra se abriera en este preciso momento.

Que me tragara.

Y que se llevara la lista conmigo.

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Temble en la ultima parte ya al punto de llorar niñass(diran que soy una flojita y si !Desde que leo fics soy asi xD )Que miedo e impotencia me da de no poder ir y quitar y eliminar esa BENDITA LISTA! Pero ya la suerte no esta de mi lado !jajja Ya me contagiaron su histeria estos dos !!Asi que les dejo la hermosa historia que creo Mi Lamb,para todas ustedes !!Besos ..

LAP

Perdida .. capitulo 10: Pista, ángel


Capítulo X: Pista, ángel


(Edward's Point of View)

De acuerdo, había cometido otro error.

Jamás debí haberle pedido a Emmett que viniera a Nueva York, debería haber sabido que no se tomaría la cosa en serio.

La noche fue larga, Emmett no volvió hasta las tres y media de la madrugada. Hubiera o no hecho sonreír a Bella, me tomaría un milenio borrar de mi cabeza la imagen de Emmett sosteniéndola tan cerca de él. La manera en que había colocado las manos en sus caderas… tenía suerte de que no se las hubiera arrancado. Se defendió diciendo que estaba ayudando, pero esa no era la clase de ayuda que esperaba recibir de mi propio hermano. Su argumento de que estaba intentando probar un punto y darme coraje era tan idiota que ni siquiera había sabido qué responderle.

Parecía divertirse mucho con esto. Debería habérselo pedido a Alice; todo lo que ella habría hecho sería llevar de compras a Bella. Si no se marchaba a casa en una semana o menos, le pediría a Rosalie que viniera a buscarlo.

Ahora tenía otras preocupaciones.

La semana pasada había sido una mórbida forma de tortura. Vaughn había llevado a Bella a dos citas. Aborrecía con todo mi ser verla con Thomas pero también amaba observarla cuando no se hallaba tan a la defensiva, como se mostraba a mi alrededor. La parte que más detestaba y temía era que, con cada encuentro, ambos parecían involucrarse cada vez más. Los sentimientos de Vaughn por Bella no eran ni cercanos en intensidad a los míos, pero sí eran, de hecho, bastante fuertes. Estaba jugando sus cartas bien, intentando ablandarla lentamente para que no huyera.

Para mi disgusto, parecía funcionar.

Había vuelto a casa de su último juego del domingo premiado por su talento. Se estaba sintiendo muy bien. En sus citas, algunas personas se acercaban a ellos para pedirle su autógrafo y Thomas siempre los complacía con gusto. Me pregunté cómo se sentía Bella respecto a eso. Conmigo, estaba condenada a las sombras, a no ver la luz del sol, los secretos eran la clave de los de nuestro tipo. Aquí ella era directamente llevada a la claridad. ¿Preferiría esta vida con Thomas a la constante evasión?.

Esta noche había sido su tercera cita, Vaughn la había llevado al Teatro de Ballet Americano y, cuando habían salido, la había besado en la frente por un largo segundo antes de entregarle un zapato de ballet cubierto en diamantes para atar al brazalete. Me pregunté cuántos adornos más serían añadidos.

Esto se estaba volviendo demasiado. Necesitaba ser algo más que una sombra en su vida, tenía que estar unido a ella de alguna manera. No me quería, ya lo había aceptado, pero una idea vagaba mi mente: quizás si me quedaba aquí después de que las negociaciones hubieran terminado, podría ser su amigo. Entonces, no sería un patrón tan extraño verla de vez en cuando. Podría escuchar su voz, su risa, y ver sus hermosos ojos. Aún podría escuchar su corazón. Me quedaría y sería lo que fuera que ella quisiera, podría obtener de mí lo que ella pidiera.

Estaría allí cuando tuviera hijos, en todos lo grandes eventos de su vida, para darle ánimos, aliento, y cuando envejeciera podría cuidar de ella de alguna manera. Cuando eventual, inevitablemente… ni siquiera podía pensar en ello.

Cuando muriera… estaría ahí. Estaría allí para escuchar el último latido del corazón más hermoso que el mundo alguna vez conocería. La seguiría. La encontraría.

Vaughn la había llevado luego al Tavern On The Green, aquel restaurante en la esquina del Central Park al que yo siempre había querido invitarla. Habían tenido una cena larga y tranquila y habían ido a recorrer el parque en un carruaje.

Sólo dos citas más y Vaughn le haría la pregunta. Llegados este punto no podía imaginarme que le rechazara a él y a todo lo que conllevaba.

Era una noche fresca y se habían acurrucado juntos compartiendo una larga y gruesa manta, el cabello de ella casi rozaba su mejilla. En la mente de Thomas pude ver cómo la miraba. Sus pensamientos estaban llenos de conflictos. Fruncí el entrecejo mientras escuchaba la pregunta que quería hacerle. No tenía sentido.

- Bella - dijo repentinamente - algo me ha estado carcomiendo por dentro. Hay una imagen tuya que no puedo sacarme de la cabeza y necesito preguntarte algo. Te prometo que no volveré a sacar el tema a colación. Si es demasiado personal o muy pronto para preguntarte, sólo dímelo, ¿de acuerdo? - parecía nervioso ante su respuesta.

- Está bien - dijo. Su voz era sofocada por la manta.

- ¿Hay alguna parte de ti que siga enamorada de Edward Cullen? – él estaba pasando un verdadero infierno esperando su contestación pero yo ya sabía la respuesta. Me estremecí internamente y esperé a que hablara.

Le tomó un momento pero cuando lo hizo, su voz era baja y seria.

- ¿Hay alguien de tu pasado a quien no puedes olvidar?.

Se sintió incómodo por un momento y pude ver en su mente el rostro de una atractiva adolescente de largo cabello oscuro.

- Bueno, hubo una chica con la que salí en mi último año en el instituto en la que pienso de vez en cuando. Ella se mudó y nunca volví a escuchar de ella.

Bella habló otra vez luego de suspirar.

- Eso es lo que es exactamente Edward para mí. Él fue mi primer amor… y luego se fue - a través de Thomas pude ver el profundo dolor en sus ojos, el dolor del que Jasper me había hablado. Ella nunca me había dejado verlo. Tragó saliva con dificultad -. Fue difícil, pero volví a hallar mi camino. El tiempo encuentra el modo de, lentamente, obligarte a aceptar y superar.

- ¿Así que lo has superado? - su contestación le había dado aliento.

- Aquella fiesta en el Waldorf fue la primera vez que le he visto en siete años - su mirada era preocupada. Cerró los ojos por un momento y luego continuó -. Me dijo que me quería tantas veces… y luego todo cambió. Me dijo que no le convenía, me prometió que no volvería a verle. Sólo me tomó con la guardia baja esa noche. Lo estoy llevando mucho mejor - sus ojos se entrecerraron con dolor en una mirada perdida.

Thomas estaba casi eufórico de alivio por su respuesta. Le creía. No veía lo que yo sí reconocía en sus ojos.

- ¿Puedo hacerte otra pregunta? - dijo, y Bella asintió -. Dijiste que Edward te decía que te quería, ¿él aún está enamorado de ti? - parecía nervioso otra vez.

Le respondió sin vacilar, haciendo énfasis en cada palabra con firme convicción.

- Él nunca me amó.

El aire escapó de mis pulmones mientras me tensaba, aturdido.

- ¿Estás segura? - preguntó. Se había mostrado tan confiada en su respuesta que me sorprendía que Thomas dudara de ella. Se mordió el labio -. Vi el modo en que te miraba en la fiesta y en tu oficina.

Bella intentó hablar pero su voz se quebró.

- Si hay una cosa de la que estoy segura en este mundo - dijo finalmente - es de que Edward Cullen no me quiere ahora ni me quería entonces. No fui nada más que un simple entretenimiento para él.

Me senté en el suelo frío como la nieve con la cabeza entre las manos.

Todo este tiempo ella de verdad lo había creído.

Escapaban sollozos de mi pecho. Marqué la mandíbula y me gruñí a mí mismo.

A mi mente acudió la escena que había rememorado un millón de veces. Veía sus ojos oscurecerse con desesperación mientras permanecía de pie allí, detrás de su casa, diciéndole que me iría sin ella, prometiéndole que nunca volvería. Le había dicho que la había querido, de una forma, pero que ahora tendría muchas distracciones. Le había dicho que a donde me marchaba no era un buen lugar para ella. A dos kilómetros había caído abatido al suelo abrazándome las rodillas para combatir el dolor, pero eso nunca lo sabría.

Había pasado sus últimos siete años en su propio infierno, justo como yo. Yo era el único que podría haberlo arreglado y, en lugar de eso, me acurruqué en una selva de Brasil y luego me lamí las heridas en Irlanda. Ella había luchado contra esto cada día, ella había sido la más fuerte.

Estaban caminando lentamente por la acera, llegando a su edificio. Él la mantenía cerca, frotándole los brazos. Maldije el clima frío. Contuve el aliento para ver si Bella se despediría de él en el vestíbulo o si esta vez le invitaría a subir con ella. Me habían dado ánimos los abrazos y los besos en la mejilla que le daba después de cada cita y había disfrutado enormemente los desolados pensamientos en su cabeza cada vez que él la veía entrar al elevador sola.

Esa noche, sus visiones sobre ella iban por camino propio. Apreté los dientes y les miré, sin poder hacer nada, a través de la calle. Ella se estaba volteando luego de despedirse, pero él la tomó y colocó sus manos a cada lado de su rostro. Permanecieron sin moverse un segundo, mirándose el uno al otro, y luego él se acercó.

Ella no le detuvo.

Marqué la mandíbula y vi cómo sus labios tocaban los de Bella. El beso empezó bastante calmo, pero luego cambió a algo más. Sentí un involuntario gruñido situarse en mi pecho. Mis pensamientos se volvieron impresionantemente asesinos hacia Thomas y sentí la ponzoña caliente como lava ardiendo en mi garganta mientras los músculos de mi espalda se tensaban y el monstruo en mi interior me pedía que fuera hacia él y atacara. Me tragué el veneno dolorosamente, viendo cómo sus manos se deslizaban por su cuerpo, acercándola incluso mása él.

Al principio había luchado contra la imagen, volteando el rostro, sin poder soportar el verlo, pero finalmente hice la única cosa que me mantendría cuerdo. Cerré los ojos y me dirigí a su mente, intentando apreciar toda su cercanía con Bella.

Sentí sus labios suaves y la calidez de su piel mientras la sangre palpitaba en sus venas, sentí su cuerpo contra el de él. Gruñí internamente cuando él la atrajo aún más hacia sí. Sentí la curva de su espalda que amaba tanto. Las manos de Vaughn se deslizaron hacia arriba y flexioné mis dedos cuando sentí sus costillas, luego sus brazos y sus hombros. Susurré su nombre cuando él recorrió su cuello y rostro y marqué la mandíbula cuando sentí a Bella apoyar sus cálidas manos en sus mejillas.

Enterré la cabeza entre mis manos y sollocé cuando sus labios se separaron levemente mientras le besaba. Podía sentirla, olerla, degustarla. Estaba perdido en el beso y aunque lo odiaba, me sentí vacío otra vez cuando ella se retiró, poniéndole fin.

Estaba, aquella noche de viento helado, sentado sin aliento, anhelando con todo mi ser poder sentirla otra vez.

Abrí mis ojos y miré el vestíbulo; ella le estaba observando y yo quería saber con agonía qué pensaba. ¿Se estaba dando cuenta de que le amaba? ¿Le acercaría a ella y comenzaría a besarle otra vez? ¿Iba a tomar su mano y guiarle hacia el elevador?. Cada idea me destrozaba.

¿Qué podría llegar a querer conmigo si podía tener a alguien humano? Alguien cálido, con un corazón latiendo y un pulso, alguien que no quisiera su sangre. Alguien que no pudiera arriesgar su vida en un momento de descuido, que le pudiera dar hijos y envejecer con ella.

Estaba aliviado más allá de la razón cuando le dijo buenas noches y subió sola a su apartamento. Observé con envidia a Thomas mientras detenía a un taxi y se alejaba.

Tenía las manos cerradas en puños con los sentidos alerta y aún estaba lleno de adrenalina por contemplar su beso desde su mente. Reviví la escena en mis pensamientos y supe que ella se enamoraría de él.

Volví a apoyar la cabeza entre las manos cuando sentí el beso una vez más. Lo disfrutaba, queriendo probarla otra vez… en mis labios.

Entonces mi mente vagó a nuestros besos.

Había algo diferente en esta escena, algo sobre el beso con Thomas, que estaba intentando descubrir.

Y entonces supe qué era. La manera en que Bella había reaccionado al besar a Thomas era completamente diferente a como se comportaba cuando me besaba a mí. Ella nunca se había apartado, era siempre yo el que debía terminar con reticencia nuestros abrazos. Recordaba cómo sus manos se enredaban en mi cabello y cómo sus brazos apretaban mi cuello, cómo su corazón se detenía y luego recuperaba el ritmo y cómo podía sentir su cálido aliento a mi alrededor. Una vez se había desmayado en mis brazos. Ninguna de esas cosas había sucedido cuando besó a Thomas. ¿Era sólo el abandono fuera de control propio de una adolescente lo que la hacía reaccionar así en ese entonces?.

No estaba tan seguro.

¿Era posible que hubiera una pista en esto? ¿Aún me quería? ¿Estaba ocultando sus sentimientos por mí, por miedo y dolor? ¿Era yo el único que podía resurgir en ella la alegría y la sensación del verdadero amor, tal y como ella lo hacía en mí?

Sentí la adrenalina otra vez, pero por una razón muy diferente.

No iba a rendirme sin luchar.

Estaba harto. Harto de ver en la distancia, torturándome a mí mismo con lo desconocido, harto de autocompadecerme y de vivir en el pasado. Quería un futuro y lo quería con Bella. Tenía que decirle cuánto la amaba y la quería conmigo, para siempre, y que nunca la dejaría, que nunca podría. Si estábamos destinados a estar juntos, a ser únicamente felices cuando nos juntáramos para la eternidad, no iba a ser tan estúpido de no tomar esa chance.

Miré la cima del rascacielos cuando vi una luz encenderse. Bella estaba adentro, por suerte sola. Pero no por mucho tiempo.

Me senté en el banquillo y observé mi santuario.

Ella era lo más cercano al cielo en el que alguna vez estaría. Si había alguna oportunidad de tener a Bella para siempre, encontraría el modo.

Iba a luchar por ella. Y no iba a hacerlo limpio.

Empezaría esta noche.

(Bella's Point of View)

Mis labios todavía se sentían adoloridos por haber besado a Vaughn.

Salí del elevador y abrí la puerta. Podía escuchar el silencio y el reloj era el único sonido -tick, tick, tick- mientras permanecía en el umbral preguntándome cuál debería ser mi siguiente paso. Dejé la chaqueta en una silla y el bolso en la mesa, pero aún así en lo único que podía pensar era en el beso que Vaughn me había dado.

Tenía frío. Me estremecí y me envolví en mis brazos.

Prende la chimenea, dijo mi subconsciente. Prendí una luz para ver a la oscuridad y me acerqué para encender el fuego.

No había besado a nadie desde…

Me pasé los dedos por los labios con aire ausente.

Había tratado con todas mis fuerzas devolverle el beso. Automáticamente había colocado mis manos en su rostro, intentando responderle del modo en que él estaba esperando. Me había dicho a mí misma que esto, estar con Vaughn, era lo que quería. Un solo beso me había dejado en claro que había estado terriblemente equivocada al pensar que podría intentarlo.

Nada sería capaz de compararse a aquellos labios duros y fríos que tan dulcemente se deslizaban sobre los míos. Ahora lo sabía. Besar a Vaughn había sido casi una traición para mí misma; mi corazón exigía a aquel que lo hacía latir frenéticamente. Había esperado el deseo, el calor, la necesidad de acercarme y sentir sus labios sobre los míos y enredar los dedos en su cabello, pero no había habido nada de eso. Nada.

Recordaba el haberme enamorado, la experiencia más fácil e intoxicante que había vivido. Nunca había tenido que forzar ninguna sensación, ningún latido acelerado. El único problema que había tenido era tener que controlar esas emociones.

No me había enamorado de Vaughn, no podría hacerlo, y si no podía cosas así por alguien como él, entonces el panorama no era muy alentador.

Me dirigí a mi habitación.

Mi mente estaba completamente ocupada mientras me cambiaba a mi pijama y me sentaba en suelo frente a la chimenea. Me abracé las rodillas y observé el fuego crepitando, ondeando. Lentamente, las llamas me paralizaron, reflectando sombras a mis espaldas y envolviéndome en su calidez.

Aún así, me sentía fría por dentro.

Esa noche, cuando había besado a Vaughn, había sentido como si Edward estuviera justo allí, a mi lado. Cerré los ojos y rompí la regla principal: comencé a pensar en él. Recordé su elegancia, su belleza, y sentí mi alma relajándose por primera vez en mucho tiempo.

Me recosté en el suelo, mirando las llamas y perdiéndome en los recuerdos que siempre había intentado evitar. Cerré los ojos otra vez y sentí las lágrimas cayendo por mis mejillas cuando elegí el momento favorito, el que había combatido con más fuerza que ningún otro, el lugar donde me había tocado en serio por primera vez. Donde había apoyado la cabeza contra mi pecho para escuchar los latidos de mi corazón.

El prado.

Ah, el prado.

Todavía podía sentir la ligera brisa alborotándome el cabello y meciendo las flores mientras deslizaba los dedos por su piel cubierta de miles de diamantes. Podía sentirme a mí misma acurrucándome contra sus brazos hasta que el sol había comenzado a descender. Aquella había sido la primera noche que había pasado en los brazos de mi ángel.

El prado estaba tan lejano, no sólo en distancia, sino también en circunstancia, que parecía un cuento de hadas sacado de mi imaginación. La mayoría del tiempo, el recuerdo era etéreo y desenfocado. Sólo esta noche parecía tan real que si estirara la mano sentiría en los dedos el mármol frío.

Dejé que los recuerdos de cientos de noches junto a él inundaran mi mente y me pregunté si me hubiera entregado tan fácilmente si hubiera sabido que nunca me había querido, que se iría.

La respuesta era un rotundo sí.

No estaba segura de alguna vez haber tenido elección. Desde el primer momento en que le había visto, clamaba su contacto de cada manera posible.

Mientras permanecía allí, mirando las luces reflejándose a mi alrededor, era como si miles de fantasmas volvieran, cada uno cargando un recuerdo, entrando y saliendo. Dejaría que esta noche fuera toda para Edward, pero sabía que demasiado pronto la luz volvería a la ventana y sería otro día. La realidad tomaría el lugar de todo lo anterior a esta noche.

Mañana sería doloroso pero, ahora, no me importaba.

¿Cuántos días me quedaban? La vida parecía tan larga sin él…

Mi mente revivió todas aquellas cosas arriesgadas que había hecho para mantener su voz en mi cabeza. Cruelmente, el tiempo también me había arrebatado aquello. No importaba lo que hiciera, gradualmente la voz de terciopelo se alejaba más y más, hasta que se silenció para siempre.

Sabía que mientras el tiempo continuara el recuerdo de su rostro se ensombrecería, cada vez sería más difícil rememorar la precisa textura de cabello y su color, tendría que usar todas mis fuerzas para recordar la sensación de sus labios en mi mandíbula.

Pero el corazón nunca olvidaría. Se rebelaría y lucharía contra cualquiera que no fuera el que lo acelerara, detuviera y reanudara todo otra vez. Mi corazón nunca amaría a otro.

Intentaba acordarme de las razones que me había dado a mí misma para despertar cada día. Esta tortura de la pérdida era tan fuerte… no sabía cómo era posible haber soportado todos estos años de dolor y aún seguir aquí.

Pero esta noche, sólo esta noche, olvidaría a todo el mundo y dejaría que fuésemos sólo nosotros dos.

Sentí mis párpados cerrarse y los abrí otra vez. Pronto me dormiría allí, rodeada de todas las escenas junto a él. Mis ojos estaban repletos de lágrimas pero cuando se cerraron otra vez, pude ver a Edward viniendo a acostarse a mi lado, con su rostro iluminado por el fuego.

Sonreí. Mis sueños estaban comenzando.

Fui a reunirme con la larga noche llena de recuerdos de mi único amor, de mi ángel.

A la mañana siguiente cuando desperté, mi mejilla ardía. Primero pensé que era por el calor del fuego, pero luego me di cuenta que era el tipo de ardor de un contacto helado provocado sólo cuando Edward me tocaba.

Mi mente estaba completamente repleta de imágenes de lo que había sucedido la noche anterior. Mis sueños habían sido casi absurdos de tan bellos que eran, de tan reales que parecían. Podía escuchar su voz de terciopelo hablándome con calidez en esa perfecta articulación formal que sólo podía adquirirse en un siglo pretérito. Durante toda la noche me había dicho de cien maneras diferentes cuánto me amaba, me había susurrado cómo me quería para la eternidad y lo mucho que lamentaba cuánto me había herido su partida.

En sueños, yo había musitado su nombre.

Rodé hasta quedar boca arriba y vi que tenía una almohada y una manta que recordaba que había estado en mi cama. Lo que no recordaba era haberlas ido a buscar la noche anterior.

Me acurruqué contra ella, contra su suavidad, mientras tomaba un profundo respiro. Pude oler la característica esencia de Edward y cerré los ojos, atrayendo la manta hacia mi rostro por un largo segundo.

Entonces, mientras despertaba, me di cuenta de que no podía estar en lo correcto. No había modo de que ese fuera el aroma de Edward.

Inhalé de nuevo y sí, lo era. Jamás podría ser imitado.

Me incorporé sobre un codo y sentí las lágrimas secas en el rostro. Los rayos solares se colaban por la ventana y una fina línea de luz recorría mi pierna hasta la chimenea. Me apoyé en la alfombra para levantarme y me sorprendí al notar que el espacio a mi lado estaba frío como el hielo. Deslicé los dedos sobre él y me pregunté cómo podría ser posible.

Enterré los dedos en el material y miré a mi alrededor con rapidez. Mi corazón se detuvo por un momento y entonces reanudó su ritmo veloz.

Me puse de pie y caminé de un lado a otro por mi apartamento, comprobando que todo se hallaba en su sitio. Me acerqué a la puerta y vi que estaba cerrada para luego, lentamente, volver al lugar en el suelo donde había dormido la noche anterior.

Nada había sucedido; habían sido sólo mi imaginación, mis sueños y la realidad entrelazándose y jugándome trucos nuevamente.

¿Pero entonces por qué todo el lugar se sentía tan diferente? Absurdo.

Miré de un lado a otro una vez más. No se podía oír ningún sonido, nada.

Era como si un ángel hubiera pasado por la habitación.

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Hola chicas!!Este fue el primer capitulo de esta historia que lloree como una verdadera condenada !!En los otros solo m emosione..Pero este capitulo es muy pero muy fuerte,en el sentido de que En este capitulo los dos muestran que estan lastimados..Solo quiero aclarar que odio a Edward por no haberse quedado al lado de Bella para cuando ella se levantara !!!:'( Hubiera sido lo mejor ..LO QUE TODAS ESPERAVAMOS !!!
Besos y espero sus comentarios(RECUERDEN QUE LA HISTORIA NO ES MIA)

LAP