Capítulo VII: Carne fresca
(Edward's Point of View)Era consciente de los coches pasando a mi lado y un policía que continuaba paseando en círculos por la calle mirándome con sospecha. Era domingo de noche y, por tercera vez, me había ubicado en el banquillo de un parque a poca distancia del edificio de Bella, sentándome por horas, observando su ventana.
El viernes a la noche, luego de abandonar la fiesta, Jasper y yo esperamos diez minutos para seguir su aroma. Nos había guiado hacia un rascacielos a sólo dos calles de nuestro hotel. Estaba tan cerca. Entramos en el vestíbulo y la esencia de Bella se hizo mucho más fuerte. Sabía que estaba allí, la única cosa que no sabía era si estaba sola o si ese muchacho, Thomas, estaba con ella. Tenía que averiguarlo.
- Disculpe - me acerqué al vigilante - tengo conmigo algo que Isabella Swan olvidó en una fiesta hoy, ¿hay algún modo de devolvérselo?.
- Puede dejarlo en el escritorio principal con una nota – ofreció -. Me aseguraré de que lo reciba en la mañana.
- No, gracias - sonreí con amabilidad -. La veré mañana y se lo entregaré yo mismo.
Lo que en realidad quería era escuchar en su mente qué pensaría cuando dijera el nombre de Bella. Estaba extremadamente frustrado porque no me hubiera mostrado si Thomas había subido al elevador con ella, aunque sí sus pensamientos me dijeron que vivía en el último piso, en el apartamento más lujoso. Podría llegar hasta allí, pero ¿aceptaría mi visita?. Pensé en lo que escribió en su carta, ¿había escogido el piso más alto con toda aquella seguridad añadida por mí? ¿Lo hacía todo para cerciorarse de que no fuera a su habitación de noche?.
Me era difícil imaginarla viviendo en un lugar así; se las había arreglado bastante bien. No parecía que fuera ella en absoluto, un montón de cosas de Bella parecían haber cambiado.
Cuando Jasper y yo volvimos al apartamento aquella noche, vimos que Alice había llamado numerosas veces. Marqué su número con furia.
- ¡Hola, Edward! - estaba usando su tono de 'Estoy tan feliz que no me interesa nada en el mundo'.
- Sabías muy bien que Bella era la mujer con la que me reuniría esta noche, maldita sea – siseé -. Hubiera sido bueno que me hubieras advertido.
- Si te lo hubiera dicho, no habría habido reunión - replicó.
Eso era verdad, no hubiera ido. O al menos me hubiera gustado pensar que me mantendría apartado.
- Esto no tiene nada que ver contigo, Alice, ¿me escuchas?.
- Claro que tiene que ver conmigo, Edward, este es un negocio familiar.
- Tú y yo sabemos muy bien de qué estoy hablando, Alice. Estaba intentando, otra vez, decirte que lo que suceda con Bella no es asunto tuyo.
- Vamos, Edward - dijo con su voz aguda-. O quieres que te diga lo que pasa con Bella o no lo quieres.
- ¡Alice! – gruñí.
Pero ella no había terminado con sus intentos de convencerme.
- Sé que la cosa no fue muy bien anoche, Edward, ¿y quieres saber por qué?. Porque todo lo que te dije sobre Bella y sobre cuánto estaba sufriendo era verdad. Ya es hora de que me escuches para var…
- ¡Manténte fuera de esto, Alice! - grité al teléfono -. ¡Escúchame, no quiero oír nada sobre el futuro de Bella o las decisiones que tomará, no quiero oír nada sobre este jugador de fútbol con el que está saliendo y, sobre todo, no quiero oír qué siente por mí!
Comenzó a protestar y le entregué el teléfono a Jasper.
Un poco más tarde, llamé a Carlisle. Al principio parecía aliviado de que fuera Bella, pero cuando le expliqué su reacción ante mí pude escuchar la preocupación en su voz. Hablamos sobre posibles estrategias la siguiente hora y le aseguré que le mantendría al tanto de todos los detalles.
Cuando colgué, sabía que había un sólo lugar en donde quería estar.
Volví y me quedé toda la noche mirando la ventana de Bella. Después de todo este tiempo, aquí estaba. ¿Qué había hecho todos estos años? ¿Era feliz? La imaginé en la universidad, aquella experiencia que yo quería tanto que ella tuviera. Esperaba que lo hubiera disfrutado, que tuviera recuerdos de fiestas, bailes… y citas.
Durante toda la noche escuché con avidez, pero nunca oí a Thomas. No estaba allí. Al menos una cosa había ido a mi favor.
Estaba a punto de irme a la mañana siguiente cuando un auto de Berkshire-Hathaway llegó y la recogió cerca de las nueve. Trabajar un sábado no parecía muy común en el concepto de 'vivir' pero supuse que eso era lo que los Vicepresidentes hacían para conseguir su nombre en el edificio. Tenía que ir a mis propias reuniones; me marché para buscar a Jasper.
Se quedó en la oficina hasta después de la medianoche y luego, a la siguiente mañana, apenas estaba amaneciendo cuando vi a Bella salir y cruzar la calle para ir a correr al Central Park. ¿Bella despertándose al alba y corriendo? Definitivamente había cambiado. Permanecí en la línea de árboles y la seguí de cerca durante diez kilómetros. Nunca tropezó, parecía estar arreglándoselas bien por su cuenta. Demasiado pronto, volvió a su apartamento y me quedé de pie entre los árboles observándola.
Aquella tercera noche, mientras miraba su ventana otra vez, me dije que tenía que tomar algunas decisiones.
Bella no me quería más, de eso estaba seguro. El modo en que me había tratado el viernes a la noche había hablado por sí mismo. Lo había superado, había construido una nueva vida. Una vez me ofreció su alma para poder estar conmigo por siempre y ahora… nos llamaba un romance de secundaria y no podía mirarme a los ojos.
Eso era lo que quería, esperaba poder hacer que todo siguiera su curso como si jamás hubiera aparecido en su vida. Estaba feliz por ella, pero verla otra vez sólo refrescaba en mi mente y corazón aquello a lo que había renunciado.
Lo podríamos haber tenido todo.
Mi piel de granito podría soportar cualquier clase de filo, pero este dolor la atravesó, haciendo arder las cicatrices a su paso. La quería tanto. Se decía que nuestra ponzoña era lo único que nos dejaba marcas y aquello no era exactamente verdad.
Si no era capaz de repeler el ataque tendría que verla al menos una o dos veces a la semana por los próximos dos o tres meses. ¿Cómo debería actuar? ¿Debería tratarla del modo que quería o como a una socia, imparcial e inalterablemente?. Ahora que había vuelto a encontrarla, tenía otro problema. No quería dejarla, quería ir a donde fuera que ella estuviera. Quería estar enamorado de ella. ¿La seguiría patéticamente todas las mañanas cuando corriera? ¿La observaría en todas sus citas?. La idea de volver a Irlanda o a Nueva Jersey con mi familia sabiendo que ella estaba aquí era demasiado que abarcar. Daría todos mis días sólo por poder tocarla una vez más.
Había algo más. Sabía que había crecido, que se había convertido en esta mujer que robaba el aliento que no me dedicaría un solo pensamiento, pero a pesar de todo lo que había pasado hacía siete años, necesitaba decirle que aún la quería. El resto de mi existencia sería soportable si pudiera decirle que la dejé para salvarla y no porque mi amor por ella hubiera disminuido de ninguna manera. Antes de que esto terminara, se lo diría.
Era bastante tarde para cuando ella apagó la luz.
- Buenas noches, Bella - susurré.
Me acomodé en el banquillo, preparado para otra noche larga noche, solo.
El lunes a la mañana Jasper y yo estábamos preparados para ir a la reunión. Me era difícil creer que Bella siguiera con esto; veía el desprecio hacia mí, pero esto involucraba a toda la familia. La Bella que conocía no era tan cruel.
Claro que, también, la Bella que conocía sólo era una niña de dieciocho años.
Incluso aunque esta sería una desagradable mañana, no podía contener la emoción que sentía al saber que la vería de nuevo. Estaría en la misma habitación que ella, podría mirarla al rostro y hablarle, podría escuchar otra vez los latidos de su corazón.
- ¿Cómo lo llevas? - preguntó Jasper.
- Bien - respondí.
- ¿Alguna cosa de la que quieras hablar? - parecía preocupado.
Tragué en grueso.
- Se veía tan hermosa en la fiesta, ¿verdad?.
- Sí, lo hacía - dijo con suavidad.
- Parecía tan segura de sí misma - añadí.
- De verdad ha crecido mucho - coincidió Jasper.
- Cada hombre en el salón la deseaba - me lamenté -. No le gustaba a todos, pero cada mente estaba concentrada en ella.
Jasper no comentó nada sobre eso, sólo sonrió débilmente. Decidí que quería decirle lo que estaba pensando.
- No importa cómo termine esto, quiero que sepa cuánto la quiero - susurré.
- ¿Estás seguro de que eso es sensato? - Jasper volteó el rostro con dureza.
Estábamos listos para irnos. Antes de pasar por la puerta, dije:
- Quiero que sepa que no la dejé porque no la amaba. Sé que ha pasado mucho tiempo y que ya no me quiere, pero ha sido un peso demasiado difícil de soportar. No puedo dejarla ir el resto de su vida pensando que no era suficiente para mí, que me fue fácil abandonarla y que no la apreciaba.
- Buena suerte con eso - Jasper me dio una palmada en la espalda con una ceja arqueada.
Entramos a la sala de conferencias de Berkshire-Hathaway y nos ubicamos en nuestros lugares. Las expresiones de nuestros abogados eran amargas. Vi a Simmons entrar seguido de más abogados y asistentes, acercándose a nosotros para estrechar nuestras manos.
- Le diré a la señorita Swan que estamos todos aquí - dijo.
Mi estómago se revolvió mientras anticipaba su llegada. Para mantenerme ocupado, decidí conseguir todo conocimiento, datos y hechos de su equipo que pudiera. Debían tener miles de secretos para el enemigo. Luego de unos minutos me encontraba desconcertado. Sus abogados estaban increíblemente bien informados, parecían tener todos su cabeza en cualquier cosa excepto este asunto. Me removí incómodo al ver que Bella había preparado a su equipo para mí. Era buena.
Hubo un tenso silencio en la sala por unos minutos y luego ella entró, etérea, seguida de otros cuatro asistentes. Caminó con rapidez hasta el extremo de la mesa.
- Buenos días a todos - dijo -. Empecemos.
No escuché nada de lo que dijo por los siguientes diez minutos, sólo cerré los ojos y aspiré su aroma. Usaba su cabello suelto, como recordaba que lo hacía antes, y una falda marrón que se ajustaba a sus muslos y acababa justo arriba de sus rodillas. Su blusa era de un pálido rosa, hecha de un material volátil que ondeaba cada vez que se movía, y su maquillaje no era mucho, resaltando sólo sus mejillas y labios. Sus piernas… Dios, sus piernas. Usaba tacones muy altos. Solía llamarles trampas mortales cuando la conocí, pero hacían que luciera increíble.
- Manténte alerta - Jasper me dio un codazo y me obligué a prestar atención.
Bella aún estaba hablando. Su actitud era calma, pero su corazón latía con fuerza. Parecía no mirarme a propósito.
- Entonces, añadiendo a los documentos que relatan cómo me gustaría proceder, tengo la primer oferta en mesa. Todo está enumerado en la página doscientos setenta y cinco, sección cuatro, documento séptimo. Creo que es una muy generosa y espero que terminemos esto rápido para seguir con otros asuntos.
El señor Banks, el abogado principal, prácticamente saltó de su asiento. Su mente dejaba en claro que la odiaba.
- Señorita Swan, parece tener la ridícula impresión de que vamos a rendirnos y dejar que nos robe la Corporación C.
- Difícilmente llamaría robar a 27,5 billones de dólares - replicó con frialdad.
- ¡Esta compañía no está en venta! - bramó Banks.
- Desafortunadamente no comparto su opinión ni tampoco las numerosas empresas que han adquirido recientemente acciones de la corporación de su cliente - la voz de Bella era autoritaria, tranquila.
A pesar de intentarlo con todas mis fuerzas, no podía dejar de estar impresionado sobre qué tan increíble era. Inteligente, tenaz, hermosa. Estaba encantado.
- ¡Tenemos una cláusula con la cual la demandáremos por intentar robar la Corporación C! - una vena sobresalía en la frente del señor Banks.
- Interesante, pero no está en la lista de cosas principales que debemos discutir hoy - sonaba un tanto aburrida -. Hay una sola cosa que nos queda por hablar. Quiero recordarle a los dueños de la Corporación C que no podrán conversar conmigo excepto a través de sus abogados, tiene que haber al menos un miembro de mi firma conmigo si se acercan a mí. Lo consideraré asecho si no se siguen esas reglas y presentaré cargos.
Me miró una vez durante su pequeño discurso. ¿Iba a hacer que me arrestaran si intentaba hablarle? ¿Cómo iba a encontrar una manera de acercarme?. Por el enojo que había visto en la fiesta y de lo que había sido testigo hoy, probablemente lo haría de verdad. Tendría que encontrar algún modo de hallarla sola.
Por ahora, dos podían jugar a este juego. Alcé la mano como si estuviera en cuarto grado y esperé a que me llamara.
- Señor Cullen, ¿tiene algo que decir? - alzó una ceja.
No pude evitar sonreír. Estaba hablando con Bella.
- Creo, señorita Swan, que las llamadas telefónicas hechas de un doctor a un cliente están protegidas bajo el privilegio médico-paciente, ¿verdad?.
Inmediatamente, Bella supo a dónde estaba yendo con mi pregunta. Se tensó.
- Puede que sea consciente de ello - respondió vagamente.
- Creo que el registro telefónico conseguido por su interno el viernes era confidencial, por lo cual pienso que tiene un pequeño problema en sus manos sobre invasión a la privacidad.
Bella encajó los dientes, marcando la mandíbula. Simmons me miró con incredulidad, preguntándose cómo había sabido que un interno había rastreado una llamada telefónica hasta el Hospital de Forks.
- Sólo porque la llamada sea hecha por un doctor no quiere decir que la persona al otro lado de la línea sea un paciente - entrecerró los ojos.
Bella era rápida.
Yo lo era más.
- Aquí hay una prueba - saqué un trozo de papel - de que la persona contactada por el Doctor Carlisle Cullen era de hecho un paciente, y no sólo un miembro de nuestra compañía en Francia. La única manera en que el número pudo ser rastreado fue por métodos ilegales - esbocé una enorme sonrisa, sólo para ella.
Los abogados de Bella comenzaron a entrar en pánico, gritando e intentando conseguir la hoja; los míos me miraban y se observaban entre ellos completamente atónitos. Simmons intentaba explicarle a los abogados cómo consiguió la información mientras Bella y yo, a través del caos, sólo nos mirábamos el uno al otro.
Mi pecho subía y bajaba desesperadamente. Su corazón latía incluso más fuerte. Quería cruzar la mesa, tomarla entre mis brazos, acercarla, aplastar mis labios contra los suyos y decirle que nunca la dejaría ir de nuevo. Eso es lo que quería hacer pero, en lugar de ello, le guiñé un ojo. Su rostro se sonrojó inmediatamente y suspiré ante el rubor de sus mejillas. Eso la sacó de su trance y pidió atención.
- Caballeros, antes de que sigamos con el procedimiento, tendremos que ver el documento y discutir qué significa esto. Estoy segura de que ambas partes queremos terminar con esto rápido - sonrió con malicia -. Propongo que mañana vayamos todos a almorzar al Fraunces Tavern - me dirigió una mirada -. ¿Está de acuerdo, señor Cullen?.
Reunirnos para comer. Genial.
- No creo que mi hermano y yo…
- Oh, por favor, señor Cullen, los necesitamos allí. A usted le importa su compañía, ¿verdad? - canturreó la hermosa demonio.
- Estaremos allí - dije secamente. Su sonrisa fue angelical.
- Hasta entonces, caballeros - y salió de la oficina.
- Gracias, hermano - bufó Jasper -. Almuerzo, precisamente lo que quería.
Justo en ese momento escuché una voz.
'Bella estuvo bien, el señor Cullen jamás sabrá lo que ella siente por él.'
Volteé el rostro alrededor de la habitación para localizar la voz. Era Simmons, su asistente. Le miré marcando la mandíbula mientras intentaba conseguir más información, pero su mente ya estaba en otros asuntos. Me observó con cautela y lo escuché otra vez.
'Recuerda lo que Bella dijo. Sólo lárgate de aquí, demonios, antes de que te despida del mejor trabajo que has tenido.'
¿Qué sentía por mí? Juzgando por cómo se había comportado hoy, me detestaba. ¿Era todo un acto?. Simmons sabía sobre mi pasado y el de Bella y ella obviamente le había advertido sobre mí, entonces debía haber alguna relación laboral muy cercana. Le prestaría mucha más atención a partir de ahora.
Fuimos bombardeados a preguntas por nuestros abogados; sonreían mientras exigían saber cómo había conseguido la información. Me hice el tonto, dije que tuve suerte y seguí a Jasper hacia afuera del edificio.
(Bella's Point of View)
Ya había roto la primera regla sobre cómo lidiar con Edward y la Corporación C: me había prometido a mí misma que el único lugar en que le vería sería en la sala de conferencias pero ahora, en este primer día, me reuniría con él y su equipo para almorzar.
Me había dicho esa mañana en el espejo que le trataría como a cualquier otro adversario, que no me acercaría, no dejaría que nos hiciéramos amigos y que me mantendría alegremente distante en todas nuestras reuniones. Edward me vería entrar y salir de la habitación y yo nunca tendría que dirigirme a él personalmente, comunicaría todo a través de su abogado principal, Harry Banks, aquel hombre lo suficientemente arrogante para pensar que estaba a cargo.
Edward me había desarmado allí adentro. Intenté no fijarme en qué tan bien le sentaba el traje que estaba usando ni en cómo su corbata resaltaba el dorado de sus ojos. Debería haber sabido que habría escuchado a Simmons diciéndome en la fiesta lo de la llamada que Carlisle había hecho desde Forks. Me había guiñado un ojo y mi memoria instantáneamente me había llevado de vuelta al momento en que había hecho lo mismo en la cafetería del instituto.
Tomé una carpeta para abanicarme.
Contrólate, Bella, grité internamente.
Le mostraría a Edward quién estaba al mando. Aplastar al adversario en los negocios era lo que yo hacía mejor.
Cuando Simmons vino a mi oficina a recogerme para ir al almuerzo, estaba hablando por teléfono con un cliente. Permaneció al frente de mi escritorio esperando que terminara mi conversación y, cuando lo hice, me puse de pie y caminé hasta la puerta. Simmons parecía perdido en sus pensamientos.
- Jasper y Edward son individuos bastante interesantes, ¿verdad? - dijo.
Suspiré con frustración.
- Supongo.
- Es decir - Simmons no parecía notar mi irritación - aparte del hecho de tener las manos más frías que he estrechado en mi vida, son extremadamente inteligentes y agradables. Escuché a Edward en el teléfono comunicándose con compañías en Rusia e Italia y habla fluido en otros idiomas. No puedo ni imaginarme cómo sería en el instituto.
- Sí, bueno, resaltaba - solté el aire que contenía con enojo.
Tan suertuda como era, Simmons siguió hablando.
- Es realmente extraño qué tan tranquilo me sentía en la reunión, casi como si no me importara cómo terminara todo. Estaba en calma y relajado, ¿tú también te sentiste así?.
El maldito Jasper.
Ya estábamos en los elevadores y golpeé el botón con tal fuerza que la planta a un lado de las puertas cayó.
- Creo que no – murmuré -. ¿Controlaste tus pensamientos en la habitación? - pregunté cuando ya estábamos solos.
Vaciló.
- Eso creo - dijo vagamente.
- ¿Eso crees? - grité -. ¿Y los abogados? Los preparaste a ellos también, ¿verdad?.
Retrocedió un poco.
- Sí, lo hice – dijo, más confiado -. Sí, hablé con los abogados y sí, controlé mis pensamientos. No te preocupes por eso, ¿vale?.
Simmons y yo salimos de los elevadores y nos dirigimos a las puertas, hacia la calle.
- ¿Sabes? Eso fue bastante astuto por parte de Cullen. Cómo demonios hizo para averiguar lo del registro telefónico del Hospital de Forks, es algo que me supera - dijo.
- Sí, es bastante astuto – resoplé y alcé el brazo para llamar un taxi.
Estaba a punto de entrar al asiento trasero cuando escuché una voz de terciopelo a mis espaldas.
- ¿Le importa si compartimos el coche?
- Sí, me importa - repliqué con dureza. Mi corazón palpitaba violentamente contra mi pecho.
Simmons me miró y puso los ojos en blanco.
- Me sentaré en el medio de ustedes - sonaba como un padre.
Entré primera y dije una vez que estuviéramos todos adentro:
- A la Fraunces Tavern, por favor.
Permanecimos en silencio por cinco minutos y agradecí que no fuera un viaje largo.
- ¿Dónde está Jasper? - dije finalmente, rompiendo el silencio.
- Les transmito sus disculpas de que no podrá venir a almorzar, se siente algo sofocado con este clima - respondió con calidez.
Casi por intervención divina, en ese momento las nubes se apartaron para dejar brillar al sol a través del cielo de noviembre.
- Conductor - llamé - ¿aparcaría aquí, por favor?.
- Bella, aún estamos a tres calles del restaurante - dijo Simmons.
- Lo sé, pero es que hace un día tan lindo y el sol acaba de salir… No lo he visto en mucho tiempo y, bueno, amo la sensación de la luz del sol en mi piel, ¿tú no? - Simmons me miraba como si tuviera tres cabezas -. Vamos Simmons, vamos a caminar - salí desde mi lado del coche y le arrastré conmigo. Volví a entrar sólo la cabeza -. ¿No viene, señor Cullen?.
- Creo que seguiré el resto del camino, gracias - respondió con una amable sonrisa.
- Bueno, si así lo quiere - me encogí de hombros -. Oh y, si no le importa, asegúrese de pagar.
- Claro - otra sonrisa extremadamente cortés.
Cerré la puerta con expresión arrogante y comencé a caminar hacia el restaurante.
- ¿Qué demonios fue eso? - jadeó Simmons.
- Tácticas - repliqué.
Simmons y yo fuimos los últimos en llegar. Edward había ajustado las posiciones de modo que había sólo un asiento vacío a cada lado suyo. No importaba qué hiciera, tendría que sentarme junto a él. Tomé un gran respiro y marché sonriendo; Edward se puso de pie para retirar la silla para mí. Removió la suya para acercarse mientras se sentaba y tuve que usar todas mis fuerzas para mantener mi corazón controlado. No quería, bajo ninguna circunstancia, que pensara que tenía alguna clase de dominio sobre mí.
Tomé la iniciativa de ordenar los aperitivos.
- Oh, por cierto, tráigale a mi socio de aquí el filete más largo y jugoso que tenga, por favor - le dije en voz muy baja al camarero luego de pedir mi orden.
Edward, que había estado hablando con alguien del otro lado de la mesa, no pareció notar nada. Cuando el mesero se marchó él le miró fijamente.
- No te preocupes, ya me encargué de eso - le dije con confianza, y él me observó con cautela.
Luego de ordenar, fui directo al asunto.
- Bien, caballeros, he discutido nuestro pequeño problema legal con mis abogados y en el mejor caso se demorarán las cosas un par de semanas. No es nada lo suficientemente serio para atrasar nuestras negociaciones pero si quieren prolongar lo inevitable, por favor, llenen la ficha, sino, de otro modo, volvamos a hablar sobre los temas importantes que manejar.
Todos los ojos se posaron en Edward, quien bajó la mirada un momento como si lo estuviera pensando con cuidado.
- Llenaremos la ficha y les garantizo que lo prolongaremos mucho más que unas pocas semanas - dijo con su voz de terciopelo.
Estaba hasta la coronilla. Intenté calmarme diciéndome que cualquier dueño de una compañía reaccionaría de la misma manera para salvar su negocio pero, aún así, no pude dejarlo correr.
- Aprecio su tenacidad, señor Cullen - dije ácidamente - pero siempre he tenido la sensación de que cuando la toma es imposible de evitar, alargar el proceso sólo causa más dolor. Creo que el mejor modo de manejar esto es con una ruptura limpia - hice énfasis en las últimas dos palabras.
Él sabía exactamente de qué estaba hablando. Me miró por unos segundos con ojos dulces y gentiles, sin rastro de enojo.
- Ya no creo más que esa sea la mejor decisión - dijo con suavidad.
Sentí el corazón subirme hasta la garganta y no pude hablar, respirar ni tragar. Le miré a los ojos y, por un momento, pude ver todo aquello que solía estar allí cuando me decía que me quería. Nuestras miradas se entrelazaron en una lucha por saber qué pensaba el otro y yo desvié la mía primero.
No podía hacerme esto. No podía sentarme al lado suyo y de verdad pensar que me amaba otra vez.
Cerré los ojos para contener todas aquellas emociones y me obligué a voltearme y comenzar a hablar con el hombre a mi izquierda. Mi corazón latía erráticamente y no había nada que pudiera hacer sobre ello. Sabía que Edward podía oírlo.
Los aperitivos llegaron y Edward los rechazó, argumentando que estaba guardando el apetito para lo que fuera que yo le hubiera ordenado. No tuvo que esperar mucho, pronto nuestros almuerzos estaban listos: me entregaron una ensalada y Edward recibió un plato que parecía contener media vaca. Era el filete más largo que había visto en mi vida y, de hecho, me sentí un tanto culpable.
- Vaya - eso fue todo lo que Edward pudo decir. Tomó un profundo respiro y comenzó a cortar a la bestia.
Inicié nuestra charla de nuevo e intenté no preocuparme en ver a Edward luchando contra la carne. Nadie más en la mesa tenía idea de que no estaba disfrutando su almuerzo.
- No puedo comer otro bocado, ¡pero estuvo delicioso! - dijo cuando aún quedaba un cuarto.
La cena estaba llegando a su fin y podía ver que estaba ansioso por irse, después de todo tenía a media vaca en su estómago sin lugar a donde ir. Se removió, incómodo, mientras respondía las últimas preguntas de sus abogados y luego esperaba a que programáramos la próxima reunión del día siguiente.
Era tan consciente de su presencia a mi lado… me odié a mí misma por querer que aquel almuerzo no terminara nunca. Mis brazos instintivamente envolvieron mi torso bajo la mesa mientras recordaba cómo me sentía cuando me sentaba a su lado en biología, especialmente cuando se apagaban las luces para ver las películas. Quería con desesperación alzar la mano y tocarle, al igual que lo hacía entonces.
Me clavé los dedos en los brazos.
Edward se estaba despidiendo y yo intentaba en vano mostrarme interesada en lo que la demás gente en la mesa estaba diciendo. Quería que pensara que ni siquiera notaba que se estaba yendo.
De repente, se inclinó hacia mí, apoyando su brazo en el respaldo de mi silla. Pude sentir el frío de su cuerpo a través de su traje, oler su esencia, envolviéndome, sentir su sabor en mi lengua. La cabeza me comenzó a dar vueltas.
- A riesgo de ser arrestado, necesito que sepas algo - dijo con suavidad -. Bella, no hay nadie esperándome en Irlanda. Estoy allí solo.
Me hallaba impresionada, deslumbrada por su rostro a pocos centímetros del mío, aferrando la silla para que mis manos no se alzaran para tocar su mejilla. Su cara permaneció frente a la mía un segundo más antes de que se enderezara, excusándose y caminando con rapidez hacia la puerta.
Le seguí con la mirada, sin aliento.
-------------------------------------------------------------Aqui otro capitulo uno muy importante para mi ..pero no dejare mi comnetario hoy !!Disculpen pero esto de ir al cole no me da respiro !!=( Espero que disfruten los capitulos tanto como yo !!
Besos las re Quieroo chicas !!(L)
LAP
1 comentario:
Oooooooooooooooooooooooh!! Como puede Bella todavía seguir luchando por lo que siente? Y como puede todavíano darse cuenta de lo que sigue sintiendo Edward? Parece como si no lo conociera, después de tanto tiempo.
Me encanta Lap. No tardes en volver a subir, aunque sabemos que estarás de examen y que irás un poco de cabeza, pero ánimo
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