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viernes, 28 de mayo de 2010

Perdida .. capitulo 8:Vampiro


Capítulo VIII: Vampiro


(Bella's Point of View)

Me senté en el escritorio maldiciendo la jaqueca obtenida por la falta de sueño. Había permanecido acostada en la cama revolviéndome entre las sábanas la mayor parte de la noche pensando en Edward y soñando sobre Irlanda. Nunca había ido allí, así que cómo podía estar soñando sobre eso era algo que iba más allá de mí.

¿Por qué me había explicado que estaba solo? No estaba segura de qué me perturbaba más, si el hecho de que me hubiera dicho aquello o qué tan feliz me sentí internamente al saber que no estaba con nadie.

Estaba comenzando asustarme. Había sido capaz de controlar mis sentimientos por tanto tiempo… tenía que ser absolutamente imperativo el poder manejar mis emociones. Tenía que dominarlas. Toda la dura disciplina que había desarrollado no podía simplemente irse ahora, cuando más la necesitaba. Tenía que mantener mis defensas en lo alto, fuertes e impenetrables. Iba a darse la vuelta e irse al final de todo esto y si yo no tenía algo a lo que aferrarme para poder protegerme… bueno, las cosas terminarían mal para mí.

Sacudí la cabeza con vehemencia para alejar todas las inseguridades. Mi mente tenía que estar concentrada para la reunión que tendría con él. Tomé mis papeles y comencé a avanzar hacia mi puerta cuando escuché la voz de Sally en el comunicador.

- El señor Vaughn está en el teléfono, señorita Swan.

Resoplé con frustración y volví al escritorio. Había llamado para decir que había vuelto a la ciudad y que quería almorzar conmigo. Le dije que estaría en conferencia hasta la una y media y que luego nos encontraríamos aquí en mi oficina, pero que realmente debía irme porque todos estaban esperándome.

Aceptar su cita era como si una tía que no conoces bien te invitara a Disneylandia: estarías loco para rechazarlo pero desearías poder ir con otra persona.

Me precipité al vestíbulo y cuando abrí la puerta de la sala de conferencias pude sentir la tensión en el aire. Retrocedí cuando vi que Edward estaba sentado justo al lado de mi silla, con Jasper junto a él. Tan pronto como este último me vio, una oleada de calma llenó la sala. Marqué la mandíbula, arrojé los papeles a la mesa y doblé las mangas de mi camisa.

- Bien, a trabajar.

Lo hicimos toda la mañana y no llegamos a nada. Para cada movimiento que hacíamos, los abogados de la Corporación C tenían un contraataque y el modo de extender esto por diez años más. Mi parte estaba perdiendo hoy y había dos razones para esto: primero, no había emoción en la sala, nada para entrar en clima y terminar con todo. El don de Jasper estaba funcionando, pero aparentemente no en mí. Estaba furiosa.

La segunda razón era Edward. Su mirada era sombría e intensa mientras seguía concentrándose de persona a persona en mi equipo, susurrándole a Harry o escribiendo con rapidez notas a sus abogados. Mis empleados eran inteligentes pero ni siquiera yo sería capaz de mantener la mente despejada por horas. En algún punto del proceso debían estar pensando en cómo iban a luchar. Estábamos ciegos de un lado.

Miraba con nervios a Simmons una y otra vez. Él era definitivamente un banquete de información para Edward y no era sólo estrategias legales lo que temía que escuchara en su cabeza. Me era difícil concentrarme mientras observaba su mirada absorta, dudando y entrando en pánico cada vez que él miraba a Simmons.

Edward, otra vez, estaba ganando.

Y yo me sentía vulnerable. Justo como la chica de dieciocho años con el corazón roto que había dejado devastada en el bosque.

Estaba más que enojada.

Y como cereza del postre, los abogados de Edward habían conseguido otra ficha, una demanda estableciendo que estábamos siendo desacreditados por revisar sus expedientes bancarios en un lugar llamado Volterra, en Italia. ¿Qué había tan importante en una ciudad italiana llamada Volterra? Aquello eran sólo tácticas para distraernos.

Era casi la una y media, Vaughn estaría esperando y mi equipo estaba cansado y hambriento. Me volteé para mirar a Edward.

- ¿Por cuánto más planean alargar estos tontos juegos inútiles?

- Estamos intentando demostrarle qué clase de pelea obtendrá por la Corporación C - dijo Harry.

- Déjeme decirle algo - dije con voz ácida mientras me inclinaba hacia él -. Diría que no sabe con quién se está metiendo, pero sé que sí lo hace. Le he derrotado el año pasado y he dejado a su cliente llorando en el vestíbulo preguntándose qué le pasó a su carrera. Le sorberé hasta que quede seco y no dejaré nada que no sean huesos para los buitres que están esperando que descuide sus propiedades - me alejé y le apunté con un dedo -. Usted prolongue esto innecesariamente y yo le haré sufrir. Este procedimiento será una carnicería, toda amabilidad desaparecerá y se quedará sin nada - mi tono aumentaba de volumen mientras hablaba y para el final de mi discurso, mi voz retumbaba en la habitación.

- Parece que se ha convertido en un vampiro después de todo - escuché que Jasper le susurraba a Edward.

El señor Banks estaba más que enojado, con el rostro rojo.

- ¡Nunca tendrá esta compañía! – gritó, golpeando la mesa con los puños.

- 'Nunca' es una horrible cantidad de tiempo - dije con gravedad. Comencé a recoger mis papeles en el maletín y pude ver cómo la cabeza de Edward salía disparada en dirección a la mía ante mi comentario. Con suavidad, para que nadie más pudiera escucharme, susurré: -. Es exactamente tan largo como 'Siempre'.

No quise hacerlo, pero mi mirada se posó sobre su rostro. Su expresión era llena de sentimiento, sus ojos eran como oro líquido y sólido al mismo tiempo, y casi frenéticos mientras se ponía de pie. Era obvio que quería decirme algo.

Desvié la vista, encajando los dientes y mentalmente alejándome de él tanto como pudiera. Marqué la mandíbula y volví a mirarle.

- Reunión concluida.

Dejé la sala sin mirar atrás, avergonzada y enojada conmigo misma por no poder dejarlo correr, por no poder estar en la misma habitación que él actuando simplemente con normalidad. Era una adulta ahora, no debería ser tan difícil.

Estaba caminando del vestíbulo a mi oficina tan rápido como me fuera posible cuando escuché su voz de terciopelo.

- Bella.

- Ha pasado casi una semana desde que nos hemos visto de nuevo - dije con voz seca sin voltearme hacia él, sin dejar de caminar -. Eso es bastante largo para ti, ¿no es hora de que me recuerdes que no te convengo y hagas como si nunca hubieras existido?

Edward detuvo su marcha, haciendo una mueca ante mis resentidas palabras. Doblé en una esquina y vi a Vaughn esperándome con una sonrisa ancha y genuina. Se acercó hacia mí rápidamente y me besó en la mejilla.

- Te eché de menos, ¿estás lista? - preguntó con expectación.

Estaba a punto de responder cuando escuché otra vez aquella hermosa voz de miel.

- ¡Espera, Bella!

Entonces me vio y se detuvo.

Vaughn se volteó hacia él y entrecerró los ojos levemente.

- Cullen, ¿verdad? – le tendió la mano.

- Sí - Edward tragó con dificultad -. Hola, señor Vaughn.

Se miraron el uno al otro. Era una escena digna de ver. Vaughn lucía un tanto enojado y, para el observador simple, parecía mucho más fuerte que Edward. Sus curtidos rasgos mostraban cierta dureza. El rostro de Edward era una clara máscara sin rasgo de emoción y sólo alguien que tuviera experiencia con su temperamento podría reconocer sus ojos negros y las manos cerradas en puño como signo de su enfado. Me pregunté por qué Edward se mostraría desagradable con Vaughn y no hallé una explicación plausible para su hostilidad.

- Deberíamos ir yendo - intenté sonar determinada, pero las palabras salieron débiles y vacilantes.

Le entregué mi maletín a Sally, me volteé al elevador y Vaughn tomó mi mano mientras comenzábamos a caminar. Miré a Edward cuando pasamos a su lado y pude ver que apretaba la mandíbula con fuerza. Sus ojos habían abandonado a Vaughn para mirarme a mí. Parecía estar suplicando.

Me obligué a dejar de observarle y, como reflejo, le di un apretón a la mano de Vaughn, quien malinterpretó mi acción y me imitó, para luego llevar mi mano a sus labios para besarla.

Los elevadores estaban al final de los largos pasillos. Todavía podía sentir los ojos de Edward en mí y me desconcentró, no miré a dónde apoyaba los pies y tropecé con un escalón ligeramente más alto que los otros, saliendo disparada hacia adelante sin gracia. El suelo desapareció de debajo de mis pies y me preparé para recibir el golpe, pero cuando abrí los ojos vi que Vaughn me sostenía entre sus brazos con fuerza, mirándome a los ojos.

Le sonreí y comencé a liberarme.

- ¡Vaya! Buena atrapada - dije riendo, nerviosa -. Deberías atajar esas pelotas de fútbol en vez de lanzarlas.

Esbozó una ancha sonrisa y me depositó con suavidad en la plana superficie, tomando mi mano para seguir caminando. Nos volteamos al llegar al elevador y mientras las puertas se cerraban, levanté la mirada.

Podía ver a Edward aún observándome.

Vaughn había hecho reservaciones en el Scalini Fedeli, uno de los restaurantes italianos más caros de Manhattan, a sólo una calle de Wall Street. En raras ocasiones comía en lugares italianos, por obvias razones.

- Elegí un lugar cercano porque sé qué tan ansiosa te pones cuando te alejas mucho de tu oficina - bromeó.

Nos ubicamos en nuestro privado espacio reservado y miramos los menús. Después de ordenar, vi que Vaughn me miraba con expresión concentrada.

- Así que te has encontrado con Cullen hoy, el muchacho que te disgustó en la fiesta. Creo que su nombre es Edward.

Tomé un sorbo de agua para tener tiempo para pensar algo que decir. Por suerte no esperó mi respuesta.

Tragó en grueso.

- He estado pensando mucho sobre la fiesta en Waldorf y qué tan diferente estabas cuando esos dos tipos se unieron al grupo. No te conozco mucho todavía, pero jamás te había visto comportarte así antes.

- ¿Así cómo? - tenía un gran nudo en el medio de la garganta. Sólo quería que todos me dejaran en paz sobre cómo había actuado aquella noche.

Pareció buscar las palabras correctas.

- Estabas desatenta, tan insegura de ti misma… quizás asustada.

- Sólo estaba algo nerviosa - dije a la defensiva -. Ya lo superé.

- Bueno, tengo una teoría - arqueó una ceja.

- ¿Ah, sí? Pues vamos a oírla - intenté sonar jovial pero creo que no funcionó.

Hizo una pausa y no pareció encontrar nada gracioso en la situación cuando me miró con seriedad.

- Tuviste una historia con ese tal Cullen y creo que sentiste cosas bastante fuertes por él.

No dije nada. Estaba segura de que cualquier rastro de humor había desaparecido de mi rostro.

- Tu silencio me dice que estoy en lo correcto - dijo con confianza -. Y créelo o no, eso me alienta - yo le miré sorprendida -. Verás, ahora que veo que eres capaz de amar a alguien, espero que, dándote tiempo, puedas querer a un hombre de verdad.

- Vaya, ¿un hombre de verdad? - reí un poco -. ¿Cuándo lo conoceré? - esta conversación era incómodamente seria para mí, tenía que aligerarla.

La expresión de Vaughn permaneció inalterable; de hecho, se hizo más grave. Se inclinó sobre la mesa.

- Tengo una propuesta.

- ¿Cuál es? - pregunté. Estaba más que algo tensa ante lo que quisiese.

- Dame cinco citas y luego decidirás si quieres seguir viéndome - me miró expectante.

Se me revolvió el estómago. Había planeado decirle hoy que no creía que deberíamos continuar viéndonos, iba a decirle que mi vida estaba bastante complicada ahora y que no tenía tiempo que perder en una cita con nadie. Tuve el fuerte impulso de ponerme de pie, alejarme de Vaughn y nunca más tener que volver a verle.

Pero, ¿por qué?. Vaughn era perfectamente… bueno, perfecto. Al menos hasta donde llegaban los estándares humanos. Era amable e inteligente, guapo hasta hacer que las mujeres se quedaran boquiabiertas, me trataba con respeto y no tenía dos cabezas ni un cuerpo deformado o algo por el estilo. ¿Por qué quería escapar? ¿Era porque no me gustaba? ¿Porque no me sentía atraída por él?.

El hermoso rostro de Edward inundó mis pensamientos y me envolví el torso con los brazos. El agujero en el pecho, como siempre, estaba preparado, a la espera. La belleza de Edward siempre ganaría. Pero no importaba qué tan precioso fuera su rostro; cuando todo con la Corporación C terminara, se iría de nuevo. Lo sabía.

Lo que no sabía era cómo se suponía que funcionaba esto. Con Edward, me había enamorado de él antes de que siquiera me hubiera tocado en serio. En el mundo real, ¿se suponía que era difícil enamorarse de alguien? ¿se suponía que tomaba tiempo, que no venía instantáneamente?.

Ser humano era más difícil de lo que parecía.

Miré a Vaughn.

- Escucha, tú eres mejor que lo que merezco, y estaría loca para decirte que no - retrocedí ante mis palabras. Estaba preparándome para rechazarle. La Bella fría estaba armada, lista para actuar. Edward va a irse otra vez, me recordé una vez más. Cerré los ojos y tomé un profundo respiro -. Si en cualquier punto decides dejar de verme, lo entenderé completamente.

- ¿Estás diciendo que sí? - sus ojos brillaban y una enorme sonrisa se extendió por su rostro.

- Sí, eso creo.

Seguramente había sido golpeado en la cabeza muchas veces con una pelota de fútbol. Estaba loco si quería salir conmigo.

- Estoy muy feliz de que hayas aceptado - se inclinó sobre la mesa y sostuvo mi mano con firmeza. No estaba mintiendo, su expresión relucía de alegría -. No puedo esperar al fin de semana, ¿puede ser nuestra primera cita mañana? - preguntó.

- Claro - dije, intentando devolverle la sonrisa.

- Estaba pensando que un espectáculo en Broadway sería divertido, el gerente de Los Gigantes tiene contactos. ¿Hay algún show en especial que quieras ver?.

Había vivido en Nueva York por tres años y nunca había ido a Broadway a ver los espectáculos. Al parecer eran todas historias románticas.

- No tengo idea de qué están dando. Confío en que elijas bien.

- Tengo el show perfecto - dijo con confianza -. Jennifer Garner y Kevin Kline actuarán en 'Cyrano'. Empieza a las ocho de la noche así que sería bueno cenar antes. Haré reservaciones para las seis, ¿puedo recogerte a las cinco y media?.

¿Quería recogerme a las cinco y media un fin de semana por la noche? Aún tenía unas buenas de seis a ocho horas de trabajo a ese horario. Y era una historia romántica, genial. Culparía a Simmons. Él era quien me había metido en este desastre de todos modos.

Acepté. Cuando volviera a la oficina le haría saber a Simmons que podía ir despidiéndose de su vida social por varias semanas.

- ¿Puedo hacerte otra pregunta? - cuestionó con expresión sincera.

- De acuerdo - dije con cautela.

- Volviendo al tal Edward - se removió incómodo en su asiento -. ¿Es difícil intentar destrozar a alguien con el que tuviste una historia?

Reí, cínica. Si tan solo supiera. Le mostraría a la 'Bella Dura', diría esto para convencerle a él tanto como a mí misma. Puse un rostro inexpresivo.

- No hay historia con Edward Cullen, no duró ni siquiera un año. No me hace diferencia, no hay nada especial en esta batalla. Él es como cualquier otro adversario con el que me he enfrentado. Es parte de mi pasado y allí es donde quiero que permanezca.

- Mundo corporativo - alzó las cejas -. ¿El puma se come a la presa y esa clase de cosas?

- Absolutamente - establecí con seguridad.

La camarera llegó con nuestra comida y el tema terminó allí. Nos mantuvimos hablando por lo que quedaba del almuerzo.

Decir las palabras así, en voz alta, era bueno. De verdad me hacía creerlo y aceptarlo más.

Tal vez, después de siete años, había una verdadera vida esperándome.

(Edward's Point of View).

Miré a Bella mientras la puerta del elevador se cerraba adelante suyo y de Thomas.

Me sentía desolado. Había empezado a correr para atraparla cuando había tropezado pero había tenido que detenerme. Yo solía ser su héroe, amaba ser quien la atajara cuando inevitablemente cayera. Ahora, había sido reemplazado.

Busqué las escaleras y bajé, con lentitud para mí, los cuarenta y dos pisos.

No podía soportar quedarme aquí para verla enamorarse de este hombre pero sabía que, lo quisiera o no, si no era Thomas terminaría siendo alguien más. Era tan hermosa. Escuchaba los pensamientos de cada hombre que la veía: si había una oportunidad, la aprovechaban. Ella los rechazaba una y otra vez pero, eventualmente, conocería a alguien diferente.

Sentí mi pecho revolverse dolorosamente.

Había sido un idiota por dejarla. ¿Cómo hubieran sido estos últimos siete años si me hubiera quedado? Hubieran sido todo para mí.

A pesar de eso, otro pensamiento problemático continuaba estresándome. Había crecido y se había convertido en una mujer tan preciosa… si nunca hubiera accedido a convertirla quizás ella hubiera sentido que había madurado y me hubiera dejado de todas formas. ¿Qué podía ver en mí? Para el mundo yo era un adolescente de permanentes diecisiete años pero ella había crecido, cambiado y progresado. Segura de sí misma, fuerte, tal vez un tanto irritante, pero todo junto… increíble.

Volteé el rostro. Jasper bajaba las escaleras con rapidez para alcanzarme. Me dio la bienvenida con una mirada triste, sabiendo que estaba siguiendo a Bella.

- Así que, Edward… hmm… la manera en que Bella actuó allí fue bastante interesante - estaba intentando con todas sus fuerzas sonar amable y diplomático.

Tenía razón. En nuestras reuniones, era una persona diferente. Había cambiado considerablemente.

- Jasper, me juré a mí mismo que nunca haría esto, pero necesito hacerte una pregunta.

Recordaba a Bella como cálida y confiada, pero ahora estaba enojada, resentida, cínica y aterrorizada de mostrar mucho de sí misma. No podía entender qué la había hecho cambiar tanto.

Le miré y tomé un profundo respiro.

- Necesito saber cuáles son las emociones de Bella cuando está cerca de mí.

- ¿Estás seguro? - Jasper crispó el rostro.

- No, en realidad no - reí, sombrío.

- Hay como una especie de… - sacudió la cabeza levemente - muro, es la única palabra en la que puedo pensar. Nunca he visto a nadie con tantos conflictos. Sé que a veces puedes escuchar su corazón de esa manera en que late cuando te mira. Me parece que aún siente algo muy fuerte por ti, pero luego siento un intenso miedo. Está muy enojada, pero eso lo canaliza en deseos de triunfar; es, como hemos visto, extremadamente competitiva, pero lo que encuentro extraño es que no está intentando ganar por la fama o el dinero con el que viene la conquista. Quiere ganar porque eso le asegurará seguir trabajando duro y no tener que parar. Está aterrorizada de detenerse alguna vez - respiró profundamente y me lanzó una mirada -. Prevalece una emoción. Estaba confundido porque me tomó mucho tiempo averiguar cuál era, pero finalmente entendí que la razón por la que me era tan difícil reconocerla es que la ha cubierto con tantos otros sentimientos… posiblemente intentando esconderla, disfrazarla. O para protegerse a sí misma. Está intentando ocultarla para poder sobrevivir.

- ¿Cuál es esa emoción prevaleciente, Jasper? - me tensé aguardando su respuesta.

Me miró fijamente a los ojos y habló con simpleza.

- Dolor.

Me apoyé contra la pared a mis espaldas y cerré los ojos. Nunca había esperado que dijera eso. Alice siempre había insistido en que Bella me quería más de lo que yo nunca llegaría a saber y quizás había tenido razón. Se suponía que debería ser como si nunca hubiera existido, justo como Bella había dicho cuando me arrojó mis propias palabras al rostro con buen motivo, pero parecía que sí lo había hecho, sólo para hacerla sufrir.

Jasper me observó, disculpándose con la mirada.

- Gracias – susurré, incapaz de decir nada más.

Bajé lo que quedaba de las escaleras y salí a la tarde gris de noviembre.

Iba a terminar esto ahora, Bella estaba sufriendo y yo acabaría con su dolor. Ciertamente no iba a darle a Thomas Vaughn la oportunidad de arrebatarlo todo.

Nadie jamás en la historia iba a hacerme sentir de la misma manera en que Bella lo hacía. Tenía que creer que ella sentía lo mismo. No iba a dejar que esto nos sucediera otra vez; si la recuperaba, haría lo que ella quisiera, incluyendo convertirla en vampiro. Haría lo que fuese. La idea de tenerla para siempre, mía y no tan frágil, hizo que se me acelerara la respiración y que los músculos se tensaran instintivamente por el flujo de adrenalina.

Quizás había puesto demasiada importancia en que Bella permaneciera humana. Incluso aunque tuviera cosas que yo siempre había querido que poseyera, ¿por qué se veía tan triste?. La había observado de cerca esta semana y nunca la había visto sonreír o lanzar una carcajada. Solía haber una luz brillando en aquellos hermosos ojos oscuros, pero ahora se mostraban opacos y llenos de conflictos. Podía ver que no estaba comiendo ni durmiendo bien. Los círculos bajo los ojos eran testigos suficientes, pero también la había visto dejar la oficina luego de la medianoche y despertarse a las cinco, o a veces más temprano, y correr.

Para mí, lucía perdida.

Si no estábamos destinados a estar juntos, ¿cómo era que mi mano encajaba tan perfectamente con la suya?. Ya no soñaba sólo con tenerla a mi lado, sino también con que fuera mi esposa. La extrañaba con tal intensidad que todas las demás emociones se veían ensombrecidas: ya no me preocupaba su sangre o perder el control cerca de ella. Sólo sabía que la quería. Para siempre.

Ahora tenía sólo dos opciones. La primera, intentaría recuperarla y pasaría la eternidad con mi único amor. La segunda, me iría y no volvería a acercarme jamás. La tercera opción de observarla como si fuera un fantasma por el resto de su vida también se hizo visible, pero esperaba ser lo suficientemente fuerte para no tomarla.

Caminé más rápido. No necesitaba preocuparme por la opción dos o tres, sólo le diría lo que sentía por ella y entonces comenzaríamos a solucionar todo.

Seguí su esencia hasta un restaurante italiano en la esquina e imágenes de La Bella Italia invadieron mis pensamientos. Qué inocentes éramos ambos en ese entonces. Era difícil imaginarme a mí como inocente en cualquier cosa, pero definitivamente no era consciente de la preciosa chica sentada enfrente mío esa noche, no tenía idea de cuánto cambiaría mi existencia.

Me concentré en Thomas y le escuché decir que quería llevarla a cinco citas y que luego ella decidiera si quería seguir viéndole. Podía escuchar sus intenciones y me enfermaban. Si ella elegía seguir encontrándose con él, planeaba cambiar la esencia de las citas considerablemente. Quería que fueran en serio. Sus pensamientos sobre ella me hacían querer matarle.

Esperé con agonía su respuesta. Hizo una pausa pero luego se rindió, aceptó las cinco citas, y a cambio recibí la sensación de un cuchillo hurgando en el lugar donde una vez había estado mi corazón.

No me daría por vencido, no se la dejaría a Thomas. Lucharía por ella y le haría saber lo que sentía.

Escuché a él mencionarme.

- Volviendo al tal Edward - ¿Volviendo? Deseé haber escuchado la primera parte de su conversación -. ¿Es difícil intentar destrozar a alguien con el que tuviste una historia?.

Rió con una carcajada casual, dura.

- No hay historia con Edward Cullen, no duró ni siquiera un año. No me hace diferencia, no hay nada especial en esta batalla. Él es como cualquier otro adversario al que me he enfrentado. Es parte de mi pasado y allí es donde quiero que permanezca.

Incliné la cabeza y dejé escapar el aire que estaba conteniendo. Por un momento estuve allí paralizado, pero luego me alejé del restaurante. No quería escuchar más.

Me había estado engañando. Todo era como debería ser. Sabía que no había manera de que Bella quisiera estar cerca de mí ahora, no había manera de que quisiera pasar la eternidad conmigo. No importaba que hubiéramos estado destinado a estar juntos, siete años atrás yo había forjado un nuevo camino para ambos. Y ahora debía vivir con esa elección.

Me alejé con rapidez y mantuve el paso, queriendo marcharme antes de tentarme a escuchar de nuevo.

Se lo diría. Cuando esto terminara, le diría que la amaba, pero por ahora, si quería ayudarla con su dolor, lo haría si pudiera, aunque fuera un poco. Quizás otro miembro de la familia tenía que venir y visitarla. Sabía que Bella estaba allí, en algún lado, pero dudaba que yo fuera quien pudiera hacerla resurgir. Tenía que ser alguien que no hiciera que Bella se sintiera amenazada, que la hiciera reír. Me tomaría unos días para pensarlo. Si Bella conseguía tomar nuestra compañía, no cambiaría en lo absoluto lo que sentía por ella. Estaba decidido a decirle, cuando esto terminara, lo que siempre significaría para mí.

Quizás otro miembro de la familia aquí también ayudaría a encontrar una manera de acercarme lo suficiente para decírselo.

La opción tres cada vez era la más posible.

Me volteé para dirigirme a la calle, fresca y desolada.

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Definitivamente este capitulo me hiso suspirar y gritar de enojada,dios cada ves es mas doloroso !!Las parte que mas me gustaron fueron cuando Bella se cayo y Vangh la sustuvo y cuando dice -"nunca"es una horrible cantidad de tiempo-Es exactamente tan largo como "siempre"..Dios esas palabras retumbaron en mi mente !!

Y ni ablemos del punto de vista de Edward ..mucha bronca porque sean tan ciegos !!Okis mis amores quiero sus palabritas !!Las quieroo LAP

2 comentarios:

Beth dijo...

Primero, gracias por dedicarnos esos premios pero es tu trabajo: nosotras solamente lo gozamos.
Segundo: completamente de acuerdo: buena percepción de los conceptos "nunca" y "siempre". Me duele ver que "mi" Edward todavía sufre (que tontería, como si eso fuera a cambiar), pero el que Bella se cierre en banda me enoja. debería darle la opción de hablar y saber los motivos. Decían que no debería haber secretos entre ellos, pero ella no cumple su parte, aunque también es cierto que la situación ha cambiado.
Espero impaciente por ver el siguiente capi. No nos tortures demasiado con la espera, por favor.
Gracias y millones de besos, Lap

Beth dijo...

Creo que no se subió mi comentario anterior, por lo que repito:
Primero: gracias por dedicarnos TUS premios, pero es tu trabajo, nosotras solo lo gozamos.
Segundo: Bella es que es cerrada: tanto quejarse siempre que no quería secretos y ahora solo es capaz de mantener una conversación banal con él recriminando y mandando indirectas: sé valiente y dile lo que sientes (no el amor, sino el dolor y lo que pasaste). Debería desahogarse un poco y dejaría de ser una amargada (eso llevaría más adelante a la reconciliación, pero eso ya se vería).
Completamente de acuerdo con la percepción de los conceptos "nunca" y "siempre".
Gracias, Lap y millones de besos.
Por cierto, no nos tortures con la espera del nuevo capi. Ten un poco de piedad con nosotras, señora, que ya sabes que las que sufrimos del corazón... (es broma, eh?)