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miércoles, 2 de junio de 2010

Perdida .. capitulo 11:Competición


Capítulo XI: Competición

(Bella's Point of View)

- …Bella… Tierra a Bella… ¿puedes oírme…?

Presté atención; Simmons me estaba mirando. Al parecer, mi mente se había ido a vagar otra vez. Creer que un vampiro se había acostado a mi lado toda la noche luego de un lapso de siete años tenía tendencia a causar ese efecto.

- ¿Podrías entregarme el archivo de Merrill Lynch? - sonreía. Evidentemente, me lo había estado pidiendo por un rato y no le había oído.

Se lo entregué y volví a mi trabajo.

Eran las tres de la tarde del viernes, el viernes anterior al Día de Gracias, y Simmons y yo estábamos en mi oficina preparando una propuesta para la administración. Ahora que las Navidades se acercaban, nuestro departamento de relaciones públicas quería que nos esforzáramos en mejorar nuestra imagen. La premisa era que si dábamos la impresión de ser una firma más devota y compasiva, aquellas compañías que nos odiaban volverían a negociar con nosotros. Algunos de la empresa queríamos llegarle más a la comunidad y hacer algún trabajo que no obtuviera recompensa o donar algo de dinero a los niños menos privilegiados. O algo así de ridículo. Todavía no entendía por qué me habían puesto al cargo de ello, yo era lo más lejano a cariñosa y cálida que esta firma había visto alguna vez.

Estábamos terminando los últimos detalles de una campaña de publicidad que nos haría lucir como la Madre Teresa -sólo que mucho mejor vestidos- cuando Simmons arrojó su bolígrafo a la mesa.

- He estado en la oficina desde las siete, necesito salir de aquí - dijo.

Reí.

- Tenemos todavía una hora más de trabajo en esta increíble pérdida de tiempo y luego tendremos que salir de todos modos. No queremos llegar tarde al Baile del Gobernador.

- Ah, sí, otro baile - sonrió y luego lanzó una carcajada irónica -. No tenía idea de que trabajar aquí involucraría ir a tantas fiestas, no recuerdo haber visto aquello en la descripción de mi trabajo.

Asentí, de acuerdo. Estaba bastante segura de que odiaba las fiestas mucho más de lo que él lo hacía.

- Bueno, pareces disfrutar a las chicas que llevas a aquellas cenas - bromeé.

Se reclinó en su silla con las manos tras la cabeza y una media sonrisa.

- Esa es una de las partes que no me molestan - alzó las cejas levemente y suspiró -. Disfrutaré pasar la noche con Sasha.

- ¿Sasha? ¿Y qué sucedió con la supermodelo de Gazelle?

- Oh, Sasha también es una modelo, y es muy súper – lanzó una carcajada profunda.

Ladeé la cabeza y le miré unos segundos.

- ¿Cuántos años tienes? - pregunté.

- Hemos trabajado juntos de una forma u otra por dos años y esa es la primera pregunta personal que me haces - parpadeó, sorprendido -. ¿De verdad no sabes mi edad?

- Siempre pensé que no me superabas por mucho - dije a la defensiva -. No es como si revisara todos tus datos.

- Tengo veinticuatro - rió entre dientes -. Mi cumpleaños es en enero, soy sólo pocos meses menor que tú.

Intenté mirarle con otros ojos. Era un tanto atractivo, aunque ¿qué podía decir yo?. Juzgaba a cada hombre que veía con un estándar mucho más alto de perfección.

- Este trabajo realmente debe afectar tu vida social - dije con sarcástica sinceridad.

- No ayuda mucho – rió entre dientes otra vez, estirando sus brazos por encima de la cabeza -. Pero soy humano, hago tiempo para cosas que considero importantes.

- Ouch - repuse con ironía.

- La peor parte - continuó, riendo - es que la mayoría asumen que estamos juntos. Pasamos tanto tiempo el uno al lado del otro que es difícil convencer a las mujeres de que no sucede nada entre nosotros. Siempre están celosas de ti.

- ¿Celosas de mí? - hice una mueca -. Las chicas con las que sales son diosas, ¿de qué podrían sentir celos?.

- Realmente no te ves a ti misma con claridad, ¿verdad? - se enderezó en su asiento, mirándome con calidez.

En ese momento, Sally entró con una pila de papeles para firmar. Arriba de todos ellos había una revista; sin mirarla, la tomé.

- Sally, creo que olvidaste esto.

- Oh, no, señorita Swan – dijo, observándola -. Eso es para usted, creo que le gustará verlo.

Se alejó con rapidez sonriendo, contenta. Obviamente pensaba que habría algo allí que me interesaría. Apoyé la revista en la mesa frente a mí y entré en pánico mientras comenzaba a balbucear incoherentemente.

Era la revista STAR y había una imagen de Vaughn en la portada… y no estaba solo. Yo caminaba a su lado y él tenía su brazo alrededor de mí. Podía decir que la fotografía había sido tomada cuando nos dirigíamos al restaurante de la semana pasada. El título rezaba 'Amor para el soltero vivo más codiciado' y en el resumen podía leerse 'Lo siento, señoritas, sé que todas lo queremos, pero parece que ha encontrado al verdadero amor, la agente Isabella Swan'.

Simmons sólo podía ver mi expresión. Se mostraba extremadamente preocupado mientras me arrebataba la revista y la giraba entre sus manos para leerla. Abrió mucho los ojos.

- ¡Vaya!

Escuché un estrangulado gemido que reconocí como mío.

- Ese es un buen ángulo tuyo - comentó. Abrió la revista, encontró el artículo y comenzó a leer.

' Thomas Vaughn (27), el guapo lanzador de Los Gigantes de Nueva York, está aparentemente fuera del mercado. Sus amigos dicen que esta vez es serio. Se le ha visto junto a la encantadora y próxima estrella del mundo financiero, Isabella Swan (25), como una pareja, disfrutando momentos románticos alrededor de la ciudad, desde espectáculos en Broadway, Ballet y cenas en el famoso restaurante Tavern On The Green.

"Esto es de verdad" le reveló un cercano amigo a la revista STAR.

"No estaría sorprendido si suenan campanas de iglesia pronto" nos dijo en secreto otra persona de su círculo cercano, comentando que están esperando hasta el final de la temporada de fútbol para el gran anuncio.

Algunos han especulado que Swan no estaría preparada para el matrimonio y que esa es la causa de la demora. Aún está en contacto con Michael Simmons (24), con el que aún quedan brasas, y para añadir intriga al triángulo amoroso, ambos son socios. Vaughn ha demandado que Swan deje de ver a Simmons y eso ha causado cierta tensión a la pareja, además de que a ella se la ha visto recientemente en el exclusivo club Northsix bailando más que entusiastamente con un hombre aún sin identificar. Abandonó el club con él y no volvió a casa hasta las 4:00 de la mañana. Vaughn dice estar furioso pero empeñado en arreglar las cosas con ella.

Swan ha estado frecuentando tiendas que se especializan en vestidos de novia, sin duda buscando la prenda perfecta para el gran día.

"Estoy tan feliz por ellos" declaró un familiar "Thomas quiere formar una gran familia y ellos planean tener hijos tan pronto después de la boda…" '

Comencé a golpear mi cabeza contra el escritorio. Simmons levantó la mirada de la revista.

- Aún hay una página y media, ¿quieres que siga leyendo?.

- Lee una sola palabra más y te mataré allí mismo - mi voz era sofocada ya que tenía la cabeza entre las manos, apoyadas contra la mesa.

- ¿Quieres ver las otras fotografías? Hay una de ti entrando en una tienda de ropa y otra tuya y de ese tipo enorme, Emmett, saliendo del Northsix… otra de ti y Thomas retirándose del ballet y… ¡Oye! ¡Hay una de nosotros dos en la fiesta de Waldorf! - sus hombros cayeron, derrotados -. Ah, tío, me pregunto si Sasha habrá visto esto. Tendré que inventar una buena para salir de esta.

- Cállate o morirás - dije con el rostro aún contra el escritorio.

- ¿Por qué te molesta tanto? - preguntó.

Alcé la cabeza para mirarle, incrédula.

- Bueno, en primer lugar, ni una sola palabra de ese artículo es verdad. Y en segundo lugar, quiero ser temida, admirada y respetada en el mundo de los negocios y ahora… ¡estoy estancada en un triángulo amoroso con un compañero de trabajo y el tipo con el que salí a la noche, y el inocente y dulce Thomas Vaughn está intentando domesticarme para que pueda criar a sus seis hijos!

- Estás examinando todo demasiado, Bella - dijo, haciendo una mueca ante mi arranque -. Terminará pronto.

- ¡Todo esto es tu culpa! - me puse de pie y le apunté con un dedo -. ¡Esto nunca habría sucedido si no hubieras intentado obligarme a actuar humana! - comencé a ir de un lado a otro en la oficina, balbuceando otra vez y sacudiendo las manos en el aire mientras caminaba -. Ser humana nunca me ha funcionado, simplemente no soy buena en ello. ¡Todo acaba mal cada vez que lo intento!.

- Señorita Swan - dijo Sally desde el comunicador - el señor Vaughn está en la línea uno - podía escucharse la sonrisa en su voz. Me enfadó aún más.

- Los dejaré para que discutan si quieren tener seis o siete hijos - Simmons se puso de pie para salir de la habitación y agachó la cabeza cuando le arrojé un pisapapeles.

- Hola - gruñí al teléfono.

- Demonios, esperaba llegar antes de que lo vieras - Vaughn sonaba muy frustrado.

- ¿De dónde sacaron todo aquello? - grité.

- Te juro que no lo sé, Bella. En realidad no creo que hayan hablado con nadie, estoy seguro de que lo han inventado todo. Ahora mismo estoy con los dedos en el puente de la nariz, sintiendo una buena jaqueca aproximarse. ¿Aún quieres venir conmigo al Baile del Gobernador? - dijo, vacilando.

- No lo sé, Vaughn… - respondí, soltando todo el aire de golpe, exasperada.

- No quiero hacerte las cosas más difíciles - murmuró luego de una pausa -. Te llamaré mañana.

Genial, ahora me sentía culpable. Estaba dejando que esos buitres ganaran. En realidad no me interesaba asistir con Vaughn aquella noche, pero tampoco quería mantenerme en las sombras.

- ¿Qué tal esto? - propuse -. ¿Podríamos encontrarnos allí? Será mucho mejor que un montón de fotografías en las calles mañana, mostrándonos en el mismo auto. No creo que la prensa tenga permiso para entrar.

- Esa es una idea genial - podía escuchar el alivio en su voz -. Estaré allí cerca de las ocho. No puedo esperar para verte.

Sabía que debería decir 'Yo tampoco', pero aún seguía siendo una pésima mentirosa. Me decidí por algo más neutral, aunque probablemente no lo que él esperaba.

- Sí, te veré entonces.

Habían pasado dos días desde que Vaughn me había besado y quería decirle que había terminado, que necesitaba que esto acabara. Pero me había hecho prometerle cinco citas. Hoy era la cuarta.

De verdad odiaba lastimarle; había resultado ser un hombre increíblemente agradable y cualquier mujer sería afortunada en tenerle. El beso me había afectado, pero para nada del modo en que lo había hecho lo que había sucedido a la mañana siguiente. O, en realidad, lo que no había sucedido. Ese era el problema, no podía sentirlo.

No podía dejar de pensar en cómo mi manta había olido a él y en qué tan fría estaba la alfombra. Me froté las sienes. Sabía que tenía que olvidar todo aquello, ya me estaba preocupando por estar comenzando a volverme loca. Las alucinaciones eran un claro signo de una mente enferma y hacía muchísimo que no escuchaba su voz en mi cabeza. Había pensado que estaba mejorando.

Me pasé las manos por el rostro y observé mi reloj. Llegaría tarde si no me iba pronto. Arreglé mi pila de papeles y firmé los que Sally me había entregado, tomé mis cosas, arrojé la estúpida revista al bote de basura y me fui a casa para prepararme para otra fiesta a la que no quería asistir, portar un vestido que no quería usar y estar con un hombre al que no amaba.

Esto de ser humana estaba claramente sobrestimado.

Llegué al Centro Rockefeller y fui recibida por un montón de fotógrafos. Estaba tan aterrada que casi le dije a mi chofer que siguiera de largo, pero, en lugar de eso, bajé del auto y comencé a correr lo más rápido que pudiera por entre la multitud que gritaba mi nombre mientras empujaban cámaras hacia mi rostro, preguntando una y otra vez dónde estaba Vaughn. Los flashes me cegaban y todo lo que podía ver eran puntos blancos mientras tanteaba enfrente mío y encontraba la manecilla de la puerta, escapando al edificio.

No dejé de correr hasta llegar al elevador, donde mi respiración se ralentizó hasta volver a ser normal mientras llegaba al último piso en el cual se encontraba el Salón Arco Iris. Con cautela, puse un pie afuera para ver si los flashes de las cámaras empezarían de nuevo, pero no sucedió nada. Estaba a salvo.

Salí como si nada hubiera sucedido y me encontré con Simmons.

- Dios, es una locura, ¿a que si? - parecía muy emocionado con todo el asunto -. En el segundo en que salí del auto todos empezaron a gritar tu nombre y a preguntar dónde estabas. Los hubiera esquivado bastante rápido si Sasha no se hubiera detenido a posar para las fotografías

Miré a su derecha y vi a una joven muy exótica observándome desde arriba de lo que parecían metros y metros de puras piernas. El tajo en el costado de su vestido terminaba en la parte superior de su muslo. Examiné a Simmons con la mirada, calculando mentalmente que esta chica duraría dos semanas antes de que él la desechara.

Me encogí de hombros bajo mi chaqueta y comencé a abrirme paso hasta la recepción, seguida de Simmons y Piernas.

- No hay nadie allí tomando fotografías, ¿verdad? - gesticulé hacia el salón.

- No - dijo antes de que hubiera terminado mi oración, sacudiendo la cabeza -. No hay moros en la costa.

Tomé un profundo respiro y entré. Algunas cabezas se voltearon pero la mayoría no lo notó. Suspiré con alivio. Simmons nos guió hasta nuestra mesa y allí apoyé el bolso, dirigiéndome a hablar con unas pocas personas que conocía. La cena no empezaría hasta unos veinte minutos.

El Salón Arco Iris, ubicado en el último piso del Centro Rockefeller, había sido construido en la década de 1930 y muchos lo consideraban un monumento de Manhattan. Era uno de mis lugares favoritos, probablemente porque era agradable pero nada muy pretencioso. Tenía una pista de baile que rotaba pero mi característica favorita eran las ventanas que rodeaban todo el restaurante. Me acerqué a ellas para ver el exterior, algunas personas patinando en el hielo, una estatua y la fuente. El árbol navideño del Centro Rockefeller ya había sido ubicado y los empleados estaban teniendo un difícil trabajo en colocarle las luces para cuando se encendieran el siguiente jueves, el Día de Acción de Gracias.

Caía una suave cortina de nieve que hacía lucir todo muy pacífico. Apoyé la cabeza contra el cristal helado e imaginé que era la mano de Edward; instintivamente me retiré de la ventana y me dirigí hacia mi mesa.

Agradecía que Edward no viniera al baile, al menos no en persona. El lugar que ocupaba en mi corazón no contaba.

La cena comenzó poco tiempo después y Vaughn llegó, luciendo sofocado, sin aliento. Se estiró la corbata mientras examinaba la multitud y le miré con tristeza, pensando que 'Vivo' era la palabra clave en 'El soltero vivo más codiciado'. Hubiera sido demasiado perfecto poder enamorarme de él y tener esos hijos; uno o dos, no seis o siete.

Siempre tenía que hacer las cosas del modo difícil.

Una vez más intenté obligarme a mí misma a enamorarme de él, como Jake una vez había intentado imprimarse de mí antes de que me fuera a la universidad, pero no hubo suerte.

La sonrisa en su rostro era evidente cuando me encontró y comenzó a caminar hacia la mesa.

Me besó en la frente.

- Lo siento, está terrible allá afuera. No sé como arreglar esto.

- No arruinemos una perfecta velada hablando de esto - sonreí con timidez -. Podrían quedarse allí con esta temperatura por tres o cuatro horas esperando a que salgamos, eso es otorgar algo de justicia al mundo.

- Tienes razón - lanzó una carcajada y me dedicó una sonrisa natural -. Disfrutemos esta noche - me miró de arriba a abajo -. ¿Y cómo no podría hacerlo si estoy con la mujer más hermosa del salón?

Luego de la cena, el Gobernador se puso de pie para dar su discurso, extremadamente largo y aburrido. Uno pensaría, por sus palabras, que el sol no saldría sin su ayuda. Por suerte terminó pronto, aunque eso significaba que el baile comenzaría. El anfitrión anunció que el entretenimiento de esta noche sería un cantante llamado Michael Buble del que yo nunca había escuchado, pero por el cual mucha gente se mostraba muy entusiasmada. Sus canciones eran mayormente de las décadas de 1940 y 1950 y al parecer todas eran muy románticas.

Una noche de canciones de amor.

Tomé un profundo respiro y dibujé una sonrisa en mi rostro.

Vaughn se puso de pie y me tendió la mano con una expresión que me hizo querer decirle la verdad de cómo me sentía. Pero sabía que este no era el lugar. Le imité lentamente y caminamos hasta la pista con las manos enlazadas.

Me sostenía muy cerca a él, tanto que podía sentir su corazón latiendo bajo el traje.

¿Es así como es para Edward? pensé. ¿Son mis emociones así de transparentes?. Retrocedí internamente al ser consciente de que mis sentimientos serían mil veces más fáciles de descifrar para él. Nunca debió luchar por mi afecto, se lo había hecho tan fácil… nunca había sido interesante, sólo una aburrida y torpe humana.

Vaughn sostuvo mi rostro cerca de su mejilla y era obvio que quería preguntarme algo. Me aparté y le miré; parecía batallar una guerra interna, la clase de guerra en la que quieres saber la respuesta a algo pero no estás seguro de si quieres escucharla, o de cuál será la reacción de la otra persona.

Tal vez me lo haría más fácil, tal vez me preguntaría ahora mismo qué sentía por él y yo podría responderle, esperaba, con honestidad.

Finalmente, tomó aliento y habló.

- Bella… - tragó en grueso -. ¿De verdad pasaste la noche con un hombre con el que te encontraste en Northsix?.

No importaba qué sintiera por él, no quería que pensara que haría algo así.

- Vaughn, no es así – le aseguré, sacudiendo la cabeza -. Él era un viejo amigo que llegó a la ciudad inesperadamente y me pidió que saliera con él. Sí pasamos la noche juntos, pero hicimos cosas como visitar el Empire State y el Times Square. Fue todo muy inocente.

- Gracias por decírmelo - dijo con calidez y sentí el peso de sus hombros desvanecerse -. Sé que hasta que hayamos tenido las cinco citas no debería preguntarte nada así pero…

- Está bien - le interrumpí -. Me alegro que preguntaras, prefiero que sepas la verdad a que creas que soy esa clase de chica, especialmente cuando ni siquiera te he invitado a subir a mi apartamento.

Me atrajo hacia él otra vez y agradecí que no sacara a colación el baile agresivo con Emmett que la revista también reportaba, la única cosa sobre la que esos estúpidos buitres habían dicho la verdad y que sería un tanto difícil de explicar. También me sentí mal ante mi hipocresía de sonar tan inocente; sabía que si cierto vampiro aún me amara y quisiera venir a mi apartamento, estaría abriendo la puerta en menos de un segundo.

El saxofón tocaba suavemente y la voz del cantante era relajante, creando un ambiente romántico con la hermosa decoración, las luces iluminando tenuemente con un resplandor rosado y la nieve cayendo en el exterior. Levanté la mirada y vi a varias parejas, incluyendo a Simmons y Sasha, pasando un gran momento. Los envidiaba.

Fui sacada de mis pensamientos cuando Buble comenzó otra canción, la misma que había escuchado en el yate y que había acabado la velada para mí, la misma que Edward había tocado en el piano, cantándome aquellas hermosas palabras.

¿No puedo tener una noche libre de Edward? me grité a mí misma.

Repentinamente, una mano se apoyaba en el hombro de Vaughn y una de terciopelo se podía oír tras él.

- Disculpe, ¿me permitiría bailar esta pieza con la señorita?.

Clavé las uñas en la palma de Vaughn mientras mi corazón, delator, se detenía, comenzaba a latir otra vez y se aceleraba a una velocidad furiosa. Vaughn se volteó hacia él y luego otra vez a mí, preguntándose qué debería hacer. Edward no le dio la oportunidad de decidir, deslizándose frente a mí sin que siquiera pudiera verlo y acercándome a él. Vaughn le observaba con una expresión de falsa tranquilidad y, por el rabillo del ojo, pude ver cómo me miraba, sabiendo que él quería que rechazara este baile. También sabía que debería voltearme hacia él y asegurarle que todo estaba bien, pero no podía remover los ojos del rostro del ángel que tan desesperadamente amaba.

Edward nos alejó de Vaughn y le dio la espalda, moviéndose con tal gracia por la pista que ni siquiera tuve que preocuparme por los pasos. Colocó su boca tan cerca de mi rostro que su frío aliento me cosquilleaba en la oreja.

- Tus habilidades para bailar han mejorado - susurró.

Esperé que su rostro volviera a hacerse visible frente al mío, pero dejó su boca junto a mi oído. Cerré los ojos e intenté mantenerme rígida para que no dejara de sostenerme contra él con tal fuerza.

- ¿Recuerdas esta canción?

- No - mentí, y le sentí paralizarse. Temí que se apartara pero se recuperó con rapidez.

- Sí la recuerdas, Bella - presionó.

- No, en realidad no - mi voz era aguda.

- Aún eres una pésima mentirosa - rió entre dientes - pero intentaré refrescar tu memoria.

No podía creer que me sostuviera aún más ajustadamente contra él. Sentí la pasión desbordar mis sentidos mientras tomaba entre su mano la tela de la espalda de mi vestido, entrelazando con la otra sus dedos con los míos y atrayéndome hacia su pecho. Sus labios recorrieron mi oído con el contacto suficiente para hacerme estremecer de pies a cabeza. Mi corazón despertó, preguntándose a dónde se había ido esta sensación por tanto tiempo. Podía sentirle, olerle, degustarle… Le quería.

Su voz ensombrecía la del hombre con el micrófono mientras comenzaba a cantar para mí; la banda siguió tocando incluso luego de que la letra terminara y agradecí tanto este momento, cualquier cosa que él me diera. No me importaba lo que esto me hiciera más tarde, luego lidiaría con ello. Él era mi única marca de heroína.

Mi brazo, que había estado esforzando en mantener en su hombro, envolvió su cuello. Quería con tal desesperación posar mis labios sobre los suyos que tuve que mordérmelos e inclinar la cabeza para no hacerlo. La canción estaba terminando y nunca había deseado nada con tal fuerza, que esto continuara por el resto de la noche, por el resto de la eternidad.

Parecía que él también podía sentir que la canción estaba acabando; su rostro se deslizó por mi mejilla hasta que su boca permanecía detrás de mi oreja. Le sentí inhalar con profundidad y sus labios rozaron mi cuello con tal rapidez que no podría decir con seguridad si de verdad había sucedido. Volvió a retirar el rostro y, de cierto modo, sus mejillas parecían sonrojadas. Su pecho subía y bajaba con rapidez y le vi tragar con dificultad mientras su nariz acariciaba la mía.

La canción finalmente terminó.

Sus ojos taladraban los míos, abrasadores, con una mirada oscura y casi feroz. Sentí el aliento atascárseme en la garganta mientras le observaba llevar mi muñeca hasta su rostro e inhalar tan profundamente que sus ojos reflejaban un anhelo inhumano. Apreté mi agarre en sus dedos.

- Te ves mucho más que hermosa - susurró con voz ronca, acercando su rostro al mío -. ¿Puedo bailar contigo otra vez esta noche?

Quería responderle que sí de alguna manera que no involucrara palabras, pero de repente escuché la voz de Vaughn.

- La canción terminó, Cullen - estaba intentando mantener el tono calmo mientras se aproximaba a mí.

Edward retiró su mano de mi espalda, recorriendo los costados de mi cintura con los dedos, para luego llevarse ambas a los bolsillos, sin dejar nunca de mirarme.

Estaba intentando recordar el nombre de Vaughn cuando súbitamente oí una voz a mis espaldas.

- Bella, esperaba poder bailar contigo una vez más antes de volver a casa.

Volví con reticencia la cabeza y vi a Emmett, elegante en su traje. Le sonreí y Vaughn me miró con ojos dilatados. Sabía que debía presentar al otro Cullen, pero aún no podía recordar su nombre.

Abrí la boca sin decir nada.

- Es Thomas Vaughn - me susurró Edward al oído.

- Claro… hmm, él es… Vaughn, él es el amigo con el que estaba en Northsix, otro hermano de Edward. Él es Emmett Cullen.

En ese momento, una mujer cargando una bandeja de postres y bebidas fue empujada por alguien en la pista y las copas y platos comenzaron a salir despedidas en diferentes direcciones. Emmett dio un rápido paso al costado y atrapó las cuatro bebidas y los dos recipientes con helado sin derramar ni una gota. Todo ocurrió tan rápido que tuve que reproducirlo otra vez en mi mente para poder entenderlo del todo.

Vaughn estaba impresionado y Edward miraba a su hermano menor sacudiendo la cabeza con reproche.

- ¡Vaya! - dijo Vaughn sin aliento -. Escucha, ¿juegas fútbol?. Podríamos usarte en la línea defensiva, que últimamente es débil y fue aniquilada en nuestro último partido. Tus reflejos son tan rápidos… dudo que alguien pudiera derrotarte. Tendría que pedirte una entrevista con el entrenador.

Los ojos de Emmett centellearon hasta que vio a Edward a espaldas de Vaughn negando con la cabeza. Volvió la vista a Vaughn con expresión culpable y me sentí mal por él; no podía ni imaginarme cuánto se divertiría en un campo de fútbol.

- Lo siento, tío, suena genial pero tengo una vieja lesión - movió un brazo e hizo una mueca como si le doliera -. Aunque debo decir que soy un gran fanático tuyo, Jasper y yo disfrutamos mucho verte jugar - Emmett gesticuló hacia Jasper, ubicado en un segundo plano.

- Es buena verte de nuevo, Thomas - dijo con cortesía.

Hubo un silencio incómodo y Vaughn devolvió su atención a Edward, tomando mi mano.

- Si no te molesta, iré a bailar con mi cita ahora - el mensaje era fuerte y claro.

A Emmett, sin embargo, no pareció importarle.

- En realidad, Thomas - dio un paso hacia mí - me iré mañana y esperaba poder bailar con Bella por un rato.

Vaughn bajó la mirada con un suspiro frustrado y luego se volvió hacia mí para calibrar mi reacción.

- Es tu decisión - dijo con suavidad.

Estaba más que deslumbrada por mi anterior baile, el ritmo de mi corazón aún no había vuelto a normalizarse. Era otro el vampiro con el que quería tanto bailar… ¿me pedirá otra pieza antes de que la noche acabe? me pregunté una y otra vez.

Esbocé una pequeña sonrisa hacia Emmett.

- ¿Te molesta que baile con él unos minutos? - le pregunté a Vaughn.

Abrió su boca para contestar pero Emmett me tomó de la cintura, elevándome un pie del suelo, y comenzó a girarme de un lado a otro. Me apartó rápidamente del grupo, llevándome al medio de la pista.

- Oye, Bella, ¿sabes bailar la rumba? - preguntó con ojos brillantes cuando empezaba otra canción.

- ¿La qué?

Rió entre dientes y me atrajo hacia él, encajando nuestras caderas las unas enfrente de las otras y comenzando una serie de pasos hacia atrás y adelante con suma precisión al ritmo de la música latina. Tomó mis brazos para hacerlos envolverle el cuello y colocó sus manos en mi cintura, guiando mis movimientos sin un solo error. Sonreí a mi pesar. Esto era un tanto divertido.

El sonido de la percusión y la trompeta resonó en el salón mientras nos deslizábamos por la pista. Las palabras fluían y Emmett las canturreaba a mi lado.

¿Todos lo vampiros bailaban y cantaban tan perfectamente?

Era consciente de que Vaughn nos estaba mirando, pero estaba tan concentrada en seguir los pasos de Emmett que no me atreví a desviar la mirada. Me pregunté si Edward estaría viéndonos, pero el sólo pensar en él casi hizo que cayera, por lo que obligué a mi mente a pensar en otras cosas.

- Voy a extrañarte, Emmett.

- Ah, Bella, yo también voy a extrañarte - parecía un niño que ha perdido a su cachorro -. Aunque todavía no voy a casa. Los tres nos iremos a cazar esta noche - sacudió la cabeza -. Ellos no han cazado desde que llegaron. Edward lo ha llevado bien, pero no es lo más inteligente por parte de Jasper.

- Han estado aquí por casi un mes - parpadeé, aturdida -. ¿Por qué han esperado tanto?

- Él no quería dejarte, Bella - Emmett me miraba de manera extraña, como si creyera que yo ya debía saber la respuesta.

Por un corto segundo, mi corazón se aceleró, hasta que me di cuenta de a dónde quería llegar.

- Probablemente temía que iba a probar algún truco escurridizo durante el fin de semana en que se fuera, ¿verdad?.

Me dirigió otra mirada extraña, esta vez que significaba que lo había entendido todo mal. Le vi mirar con ansiedad alrededor del salón y seguí la dirección de sus ojos, pero no pude ver nada fuera de lo ordinario.

- Como decía - se aclaró la garganta - yo también voy a extrañarte, Bella. Odio la idea de que no estaré aquí para verte hacer algo humano.

- Oye - alcé la barbilla a la defensiva - hace años que no he tenido heridas ni huesos rotos.

- Sólo un corazón roto - dijo con suavidad.

Perdí el ritmo de los pasos y me detuve completamente, apartándome de él para mirarle.

- No lo hagas, Emmett - dije en voz baja, pero con firmeza.

Me atrajo de nuevo hacia él y comenzó a bailar con lentitud.

- Debes hablar con él, Bella. Los he visto bailar recién y fue algo serio, estás completamente enamorada de él.

Entrecerré los ojos.

- Dile a tu familia que los aprecio y los extraño. Dile a Alice que la quiero - me volteé y comencé a alejarme de él, pero volvió a atraparme y a acercarme.

- Lo siento, me portaré bien - dijo mientras me hacía girar y descender cuando la música llegaba a su fin.

Bailamos dos canciones más y luego vi a Vaughn ponerse de pie y aproximarse antes de que terminara pero, antes de que estuviera siquiera a medio camino, Jasper llegó y tomó mi mano.

- ¿Te gustaría bailar?

Esta vez ni siquiera intenté mirar en dirección de Vaughn sino que me limité a asentir y sonreír, volteándome hacia Jasper y saludando con la mano a Emmett. Estaba curiosa por saber qué estaba sucediendo, pero me mantuve en silencio mientras él colocaba con timidez su brazo detrás de mi espalda y comenzaba a bailar en un pequeño círculo. Habían unos buenos doce centímetros entre nosotros.

- Tú no vas a cantarme también, ¿verdad? - pregunté, burlona.

- Bueno - pareció confuso por un momento y luego esbozó una sonrisa - podría tratar pero dudo que quieras escucharlo.

- Estaba comenzando a creer que todos ustedes pueden cantar y bailar, iba a sugerir que se dedicaran al negocio de la música. Las mujeres agotarían las entradas bastante rápido - sonreí y él desvió la mirada, avergonzado. Esperé unos minutos, bailando en completo silencio, antes de hacerle otra pregunta -. Así que, ¿qué fue lo que Edward pudo haberte dicho para convencerte de bailar conmigo? - arqueé una ceja, especulativa.

- ¿De qué estas hablando? - parecía muy inocente.

- ¿Te prometió que te dejaría marcharte y volver con Alice? - presioné.

- En caso de que no lo hayas notado - torció la boca - nos está tomando a dos de nosotros seguirte el ritmo - gesticuló hacia Emmett en la esquina y me miró con seriedad -. Esta semana nos ha tomado a tres y aún te las arreglas para ir ganando. No me iré pronto.

- Debió prometerte algo - entrecerré los ojos, mirándole con sospecha -. No habrías venido a pedirme bailar por tu propia cuenta. Recuerdo cómo actuabas siempre alrededor mío, recuerdo mi cumpleaños… - tomé aire, deseando poder retirar mis palabras. Cerré los ojos ante la absoluta muestra de estupidez -. Oh, Jasper, lo siento tanto. Nunca debí decir eso.

- No, está bien - sacudió la cabeza con los ojos entrecerrados -. Yo soy el que debería haberse disculpado hace mucho. No puedo evitar pensar que todo este desastre es mi culpa; si hubiera sido… - buscó la palabra correcta -. Si hubiera sido más fuerte, nada de esto hubiera sucedido.

- ¿A qué te refieres, Jasper? - la canción estaba terminando y yo me encontraba confusa. Sentía que esto era la clave para algo importante que siempre había estado revoloteando en el fondo de mi mente.

- No lo sé, Bella - me observó con ojos nerviosos y luego se encogió de hombros con indiferencia -. Supongo que sólo me siento culpable por esa noche. Lo siento.

Le vi mirar de reojo en dirección a Emmett y me volteé para ver qué estaba contemplando. Emmett había detenido a Vaughn cuando había intentado otra vez cruzar la pista para llegar a mí ahora que la canción había terminado. Vi cómo le decía algo que encontraba muy divertido para luego golpear a Vaughn en la espalda, haciendo que saliera disparado hacia adelante y tuviera que tomar tres pasos para equilibrarse, luciendo sin aliento. Emmett, ajeno a aquello, comenzó a hablar a cien kilómetros por hora mientras se llevaba a Vaughn hacia el vestíbulo.

Me volteé para examinar a Jasper un poco más, pero él ya no estaba allí.

Edward había tomado su lugar.

- Esa fue una jugada perfecta - dije con suavidad. Había querido que mi voz sonara más fuerte, pero eso había sido lo mejor que pude hacerlo.

- ¿Qué quieres decir? - su expresión inocente era muy creíble.

- Jasper protege la bola, Emmett intercepta al enemigo y tú luego la robas.

Esbozó su sonrisa torcida y mi pecho se revolvió dolorosamente.

- Déjame aclararlo, ¿en este escenario tú eres la bola? - reprimí una sonrisa mientras intentaba parecer seria y él sonrió otra vez -. Te lo aseguro, no tengo la más mínima idea de a qué te refieres, todo lo que sé es que la mujer más hermosa del salón estaba de pie sola en la pista y que tenía que hacer algo para detener tal tragedia - le miré con cautela y él me tocó la mejilla -. El lunes puedes volver a los negocios y hacer tu mejor intento en la sala de conferencias, pero, esta noche, ¿podrías bailar conmigo una vez más? - dijo con calidez.

Me tendió la mano y supe que no habría resistencia. Olvidé cómo respirar mientras mi cuerpo clamaba por estar en sus brazos otra vez. Coloqué mi mano con seguridad en la suya mientras él deslizaba la otra por mi espalda; no pude contener el suspiro mientras me fundía con él. Me dije que dejaría mi otra mano descansando inocentemente en su hombro, pero, ¿a quién estaba intentando engañar?. Recorrí con los dedos el duro contorno como el mármol y los dejé en su nuca, deslizando el pulgar sobre su piel fría y oyendo a mi mente gritarme qué tan peligroso sería esto para mí. Siete años de esfuerzo se desvanecerían en cuanto se fuera, pero mi corazón se negaba a escuchar. Ahora mismo, era él quien estaba ganando cada argumento.

Movió su rostro hasta que nuestras mejillas se tocaban y me acercó tanto a su pecho que tuve que respirar con profundidad. Se retiró un poco y sentí sus dedos recorriendo lentamente mi espalda.

- ¿Por qué quieres impedir que baile con Thomas? - pregunté en voz baja, escuchando el gruñido en su pecho y sintiéndole tensarse.

- ¿Te importaría que no habláramos de él por los siguientes tres minutos?

Parpadeé, sorprendida, pero no insistí con el tema. Tenía razón, estos tres minutos eran valiosos. Cerré los ojos y, aunque sabía que luego dolería aún más, apoyé la frente contra su mejilla y apreté sus dedos entre los míos. Estaba haciéndome la tonta, lo sabía y no me importaba. Tendría setenta años para sufrir las consecuencias pero, ahora, esto era suficiente para mí. Le dejaría usarme en este baile, le dejaría oler mi esencia, disminuir su culpa, rememorar viejos recuerdos. Le dejaría divertirse un poco más con una humana. No me importaba el por qué, estaba en los brazos de Edward y me quedaría allí tanto tiempo como él lo quisiera.

No prestaba atención para nada a la canción hasta que comenzó a cantarme con suavidad al oído.

Mientras bailábamos, vi nuestro futuro delante de mis ojos, un millón de días de pura felicidad. Vi nuestras noches, sólo nosotros dos, mágicas, y apreté los dientes ante el desbordante anhelo oprimiéndome. Me vi rodeada del amor y cariño de su familia, me vi corriendo junto a él.

Era una visión perfecta, completa.

Sentí su brazo endurecerse alrededor de mí. La canción estaba terminando.

No, por favor no, supliqué, rogando que finalmente el tiempo se detuviera para mí, sólo esta vez. Apreté su cuello entre mi brazo y respondió dejando ir mi mano y luego abrazándome con tal fuerza contra él que susurré su nombre.

- Edward.

- Bella - su murmullo era ronco, lleno de emoción.

La canción había terminado. Cerré los ojos y descansé la frente contra su barbilla, sabiendo que Vaughn debía estar en camino. Levanté la mirada.

- ¿Fuiste tú?

Edward frunció el entrecejo mientras sus ojos buscaban los míos, sin saber qué estaba preguntando. Vaughn ya estaba allí, de pie a poca distancia de él, con los brazos cruzados, y yo quería preguntarle si era él quien había venido a mi apartamento a la noche, si las cosas que había soñado de verdad me las había susurrado al oído. No estaba lista para dejarle ir.

Edward se apartó lentamente y luego Vaughn tomó mi mano, haciéndome sobresaltar por su calidez.

- Gracias - moduló Edward hacia mí, para luego voltearse e irse a donde Jasper y Emmett le esperaban en el elevador.

Se volteó para mirarme una vez más y luego se fue.

- ¿Te molesta si nos sentamos unos minutos? - le pregunté a Vaughn.

Me tocó el rostro.

- Tu mejilla está tan helada… - frunció el ceño.

Alcé la mano para tocármela y asentí aunque no sintiera el frío. Para mí, ardía. Tragué en grueso y le dejé guiarnos hasta la mesa.

Al final de la noche, Vaughn no quiso dejarme ir sola. Marcamos la mandíbula y salimos del elevador pero, para nuestra sorpresa, no había multitud, ningún fotógrafo allí. Mientras nos adentrábamos en la fría noche vi pequeños fragmentos metálicos en la nieve. Me incliné y mis ojos se dilataron, atónitos, al reconocer lo que eran: pedazos de reflectores y cámaras que habían sido completamente destrozados. Recuerdos de Edward salvándome hacía mucho tiempo volvieron a resurgir. Tenía otro que agregar a la lista.

Me despedí de Vaughn y le dejé en el vestíbulo. No pensaba que la noche hubiera terminado del modo en que él había planeado.

Estuve en la cama por dos minutos antes de que golpeara. Era uno grande. Me dejó sin aliento; giré sobre mi estómago mientras me acurrucaba abrazándome el torso, sintiendo que me partiría a la mitad. Ni siquiera intenté contener las lágrimas.

Lo vale, me dije una y otra vez. Y sí lo hacía. Incluso aunque desgarrara y hurgara en mis heridas, permanecí en la cama reviviendo cada segundo en los brazos de Edward. Estaba tan agradecida de tener nuevos recuerdos… Estos los cuidaría más, no intentaría olvidarlos. Ahora entendía cómo el tiempo podía destrozar incluso las partes más preciadas. Los cuidaría cueste lo que cueste.

Aún estaba acurrucada, llorando y recordando, cuando el sol apareció por la ventana.

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Hola chiquis aca les dejo un nuevo capitulo !!!Hoy no comento..pero lo unico que puedo decir es que tanto la parte en donde Bella sale en la revista TU y luego cuando baila con Edward,Jasper y Emmett !!Son partes memorables de este capitulo me re mori de la risa y en suspiros xD !!Besos

LAP

2 comentarios:

Beth dijo...

De verdad que morí cuando leí el baile de Edward y Bella. Como puede ser tan ciega esta mujer. Es evidente y rebosa el amor por todos los poros. Beossssssssssssss

Baba :D dijo...

O: pero ke lindoo!! porfavooorr... porqe tienen qe sufrir tanto los dos! snif