BIENVENIDAS/OS A MI MUNDO, AQUI ME DEJO LLEVAR POR LA IMAGINACIÓN, POR FAVOR RESPETA MIS HISTORIAS.. GRACIAS POR DEDICARME TU TIEMPITO !! LAP

viernes, 14 de mayo de 2010

Perdida ..capitulo 2:Enfrentar los hechos


Capítulo II: Enfrentar los hechos

(Bella's Point of View)

Me miré al espejo. Estaba usando un largo vestido negro para la cena, que llegaba hasta el piso. La tela se entrelazaba en mi espalda en figuras de cruces y no tenía tirantes.

Hacía dos semanas había comenzando mi misión de intentar averiguar la identidad del misterioso 'C' y no había encontrado absolutamente nada. Refunfuñé mientras me arreglaba el cabello. Esta noche lo usaría en suaves rizos cayendo por mi espalda.

Mi chofer estaría aquí en cualquier minuto para llevarme a otra horrible fiesta en la casa de uno de los grandes de Nueva York. El único incentivo que me llevaba a aceptar la invitación era saber que alguien podría tener alguna pista de 'C'. Caminé hacia mi enorme ventana, observando las luces de la ciudad nocturna, y suspiré.

La visión hizo que un recuerdo se abriera paso entre mi mente, empezando con tal inocencia y sutilidad que al principio ni siquiera era consciente de qué era.

Estaba de pie en la plataforma del Seattle Space Needle. Era de noche y la ciudad estaba iluminada, reflejándose en el océano mientras las luces de un barco podían ser vistas a lo lejos en el Pacífico. La brisa me alborotaba el cabello y sentí dos fríos brazos de piedra envolverme desde atrás.

- Hola, amor - la voz era suave, como una manta de terciopelo extendiéndose sobre mí.

Me relajé contra sus hombros firmes mientras él comenzaba a tararear mi nana al oído. Entrelacé mis dedos a los suyos y sentí su respiración en mi cuello, haciéndome estremecer.

El recuerdo era breve, pero tuvo el efecto de un trueno resonando en mi cabeza.

Por tanto tiempo no había sentido nada, y ahora que aquello había vuelto a mí había sentido… bueno, todo.

Me paralizó. Recosté la frente contra la ventana y mis brazos envolvieron mi torso instintivamente, sosteniéndome con fuerza. Era extraño, estas heridas que continuaban palpitando y sangrando a pesar de todo el tiempo pasado. Cerré los ojos y respiré profundamente. Había demostrado que me había vuelto lo suficientemente fuerte para soportarlo, sólo necesitaba un momento. Marqué la mandíbula mientras intentaba controlarlo. Ni siquiera podría ir a correr para alejar el recuerdo.

Mi móvil sonó; el chofer había llegado. Debía irme.

Tomé mi pequeño bolso mientras caminaba lentamente hacia la puerta, sin molestarme en mirarme otra vez en el espejo.

La cena fue predecible. Pasé la mayor parte de la noche rechazando los avances de los hombres interesados. Uno pensaría que algún instinto interno les haría alejarse de mí por naturaleza, pero no. El senador de Nueva York era peculiarmente insistente.

- Señorita Swan, me di cuenta de que es de la costa oeste, ¿verdad?

- Sí - sostuve mi bebida entre nosotros como si fuera un cuchillo -, vivía a pocas horas del norte de Seattle - dije vagamente.

- Los Seahawks de Seattle jugarán contra Los Gigantes este domingo y tengo unas entradas. Me encantaría que asistiera conmigo - relampagueó su sonrisa política que usaba para conseguir votos.

Creo que recordaba escuchar a uno de los chicos de mi oficina mencionar una vez a Los Gigantes como un equipo de fútbol de Nueva York. Preferiría arrancarme las uñas antes que sentarme a ver un partido.

- Lo siento - respondí con tan poca emoción como me fuera posible -, pero este domingo tengo otro día de trabajo. Estaré en la oficina todo el tiempo.

- Oh, no puedes decirme que tienes algo tan importante que no puedes tomarte un descanso de unas pocas horas - estaba acostumbrado a luchar por los votos -. Es una noche de partido, puedes trabajar hasta las cuatro esa tarde y te llevaré de vuelta a tu oficina luego del juego si quieres, a menos que te diviertas tanto que decidas quedarte - incluso alzó las cejas cuando dijo aquello.

Resistí las ganas de lanzarle la bebida al rostro y alejarme de él. En lugar de eso me tragué la urgencia y dije:

- Tentador, pero no - y entonces fue cuando me fui.

Divisé a mi asistente Simmons en el otro extremo de la habitación. Era la esencia de lo que es un chico de California hecho y derecho. Un chico de California muy inteligente. Por alguna razón, creía que las mujeres le encontraban atractivo por mantener su cabello rubio lo suficientemente largo para que cayera vagamente a un lado del rostro, casi cubriendo uno de sus ojos castaños oscuros. Bastantes mujeres habían aprobado esa teoría. Con aquel largo cabello rubio y el hecho de que medía 1.80, siempre era fácil distinguirle en una fiesta.

Caminó hacia mí con confianza.

- Una de tus obligaciones es quedarte a mi lado para que los Senadores piensen que no estoy libre y no flirteen conmigo – entrecerré los ojos -. Para eso te pago tanto.

- Lo siento, reina de hielo - rió - pero los humanos necesitamos usar el baño de vez en cuando.

- Sí - bufé - bueno, también te he visto detenerte para hablar con esa supermodelo de Gazelle… ¿cuál era su nombre?.

- Su nombre es Giselle Bundchen - lanzó una carcajada profunda y alzó las finas cejas con aprobación -. Y si quieres despedirme por ella, no habrá un solo jurado en el mundo que se ponga de tu parte.

- ¿Has podido encontrar algo sobre la Corporación C? - dije en voz baja y crucé los brazos, resoplando. Dejé mi bebida en una bandeja de un camarero que pasaba. Nunca tocaba el alcohol; adormecía los sentidos y yo debía mantenerme atenta. En fiestas como éstas, era más o menos una ventaja.

- No sólo no he conseguido ningún dato, sino que la mayoría de los invitados aquí ni siquiera han escuchado hablar de la compañía - Simmons suspiró pesadamente -. La Corporación C ha estado produciendo millones de dólares por año en silencio sin que nadie se diera cuenta - miró alrededor para asegurarse que nadie le estaba escuchando -. Muchos de los clientes de Fortuna 500 están en este salón. Si ellos no saben nada, entonces nadie lo hará.

Estaba más que frustrada. Esto estaba comenzando a ser más que un juego y a mí no me gustaba perder. Oler a la presa y no poder atraparla me estaba volviendo loca. Estaba involucrada ahora también por el placer del reto más que por otra cosa.

- Alerta - murmuró Simmons -. Jefe acercándose a tu izquierda.

- Buenas noches, Señor Hathaway – canturreé, volteándome con una sonrisa.

- Igualmente, Isabella. Te ves tan guapa como siempre, tal y como un hermoso gato arrinconando a un ratón - sonrió con complicidad. Si había una persona más brutal y cruel en este mundo que yo, ése era mi jefe, el CEO de Berkshire-Hathaway, el mismo señor Sterling Hathaway -. ¿Tienes alguna noticia sobre la Corporación C? - susurró, inclinándose hacia mí.

- Todavía no, señor Hathaway - sacudí la cabeza - pero no estamos dispuestos a rendirnos. Tendremos su cuello en nuestra guillotina pronto.

- Oh, estoy seguro de eso - estrechó mi mano, sonriendo otra vez con malicia -. No cabe duda. Buena suerte con la caza - dijo mientras me daba una fuerte palmada en la espalda y se alejaba siguiendo al camarero con las bebidas.

Antes de que pudiera abrir la boca para hablar con Simmons, sentí un suave contacto en la parte interna de mi codo. Me volteé para ver a un hombre delgado y de 1.90 de alto mirándome, de cabello rizado negro como el petróleo. Tenía la piel curtida y facciones propias de un comercial de Abercromie & Fitch y, no pude evitar darme cuenta, los ojos azules más oscuros que había visto en mi vida. Le miré expectante.

- Disculpe - dijo con una voz profunda y suave -. No creo que tenga ningún deseo de conocerme, pero debo irme pronto y lamentaría por el resto de mi vida no haber venido aquí y hablarle - me tendió la mano -. Hola, mi nombre es Thomas Vaughn, ¿y usted es…?

Antes de que pudiera abrir la boca escuché un estrangulado chillido saliendo de la garganta de Simmons. Le observé con curiosidad.

- Soy Isabella Swan - respondí. Alcé la mano para estrechársela, pero en lugar de eso la tomó y la elevó para tocarla levemente con sus labios, sin dejar de mirarme.

- Hola, Isabella - susurró.

- ¡Eres Thomas Vaughn! - al parecer Simmons había logrado encontrar su voz.

- Creo que ya habíamos establecido eso - apunté con ojos entrecerrados.

- Oye, tío, soy un gran admirador - Simmons al parecer no me había escuchado. Tendió su mano y estrechó la de Vaughn con entusiasmo -. ¡Eres el mejor lanzador que Los Gigantes de Nueva York han tenido en quince años! ¡Tu partido del domingo fue increíble! Ese lanzamiento en los últimos tres segundos para ganar el juego fue simplemente… - no parecía capaz de terminar la frase.

Miré a Vaughn; parecía avergonzado y un tanto incómodo. Le sonrió a Simmons, bajó la mirada y se sonrojó tenuemente.

- Miren, si ustedes están juntos, lamento…

- ¡No! - casi le escupió Simmons. Se colocó detrás de mí y me agarró de los hombros, volteándome en la dirección de Vaughn. No tenía idea de que era tan fuerte. Me dio un suave empujón -. ¡Aquí, es tuya!

Volteé la cabeza y miré a Simmons horrorizada.

- Mira - susurró furiosamente entre dientes - sé que no has tenido una cita en… digamos, nunca. Bien podrías estar en un convento. ¡Harás esto! ¡Es Thomas Vaughn! - me empujó otra vez levemente -. Ahora sonríe como si fueras humana - susurró.

Me volteé y sonreí con cortesía. Hice una mueca. Creo que lesioné un músculo en mi mejilla que no usaba hacía mucho tiempo. Al parecer funcionó, Vaughn me devolvió una sonrisa de mil batios.

- Escucha, lo siento mucho, pero debo irme - dijo -. ¿Hay alguna oportunidad de que salgas conmigo este domingo por la tarde?

No había tenido una cita desde que había ido con él a su casa en mi decimoctavo cumpleaños. No tenía ningún deseo de hacer esto, no quería salir con Thomas Vaughn ni con nadie más. Nunca lo haría, nunca. Abrí la boca para negarme cuando sentí a Simmons agarrarme la parte posterior de la cabeza y moverla hacia arriba y abajo. Estaba asintiendo en contra de mi voluntad.

- ¡Genial! - dijo Vaughn -. ¿Te llamaré?

Simmons saltó enfrente de mí y le entregó una servilleta con mi número personal garabateado en ella. Vaughn rió entre dientes y se volteó para decir:

- Hasta el domingo.

Y entonces se fue.

Le observé atónita, parpadeando con sorpresa ante lo que acababa de suceder. Me giré para mirar a Simmons con los ojos entornados.

- ¿Qué demonios fue eso? - espeté.

- Oye, ni siquiera empieces, ¿vale?. En serio, el lunes a la mañana vendrás al trabajo para agradecerme. Necesitas una cita como… bueno, como una flor necesita a la lluvia.

- ¿Qué? - musité.

- ¿Donde está tu sentido de la aventura? - preguntó con una enorme sonrisa en el rostro.

Aventura. Iba a tener la más impresionante de todas y él me lo había arrebatado todo.

Observé a Simmons fijamente sin responder.

- Mira, estás muerta internamente, Bella - dijo con seriedad, colocando una mano en mi hombro. Alzó la otra para que no le interrumpiera -. Lo sé, lo sé, lo tienes todo. Puedes ir a matar como nadie lo ha hecho nunca, pero eso no es vivir. En algún punto algo o alguien mató todo lo que te hacía humana. Estás aquí con nosotros, pero eres más como un cadáver autómata.

Me enderecé y crucé los brazos, indignada. No tenía derecho a hablarme así; yo era su jefa, su superior. Podía despedirle allí mismo. Fruncí los labios en una fina línea y pensé en cuánto lastimaban sus palabras, aunque nunca lo mostraría. Creía que había escondido todo el dolor tan bien que nadie veía nada cuando me miraban excepto a una mujer fría, inteligente y sensata. Aparentemente, había al menos una persona a la que no engañaba. ¿Había alguien más que pudiera ver a través de mí? Tendría que endurecer mi escudo para que nadie lo atravesara. No iba a rendirme. Eso era lo único que me mantenía en una pieza.

- Mira - esta vez sus dos manos estaban en mis hombros - no estoy diciendo que tengas que casarte con el tipo, ni siquiera tienes que salir con él si no quieres, pero, vamos, Bella, enfrenta los hechos. Estás viva, estás aquí. Hay cosas pasando alrededor tuyo y sólo tienes que verlas - acercó su rostro al mío -. Estás viva - susurró.

Le miré y tragué en grueso. 'Viva' significaba que mi corazón latía y que la sangre corría por mis venas, pero usualmente también quería decir que uno tiene esperanzas y sueños de un futuro. Viva… No estaba segura de que él tuviera razón.

Una vez, hacía mucho tiempo, por lo que era el verdadero amor, había tomado la decisión de que no sería más humana. De alguna manera, aquello me había alterado. No importaba en qué mundo estuviera viviendo actualmente, yo quería estar en el otro.

¿No había un manual revoloteando por algún lado que pudiera comprar y me enseñara cómo serlo? ¿"Humano para tontos", tal vez? ¿O "Cómo ser humano en tres fáciles pasos"?

Todos los demás parecían hacerlo bien. Todos a mi alrededor; podía escuchar risas y bromas. Gente involucrándose en verdaderas conversaciones, una mujer flirteando con tres hombres en la barra. Incluso Sterling Hathaway parecía capaz de ser cruel con algunos rasgos humanos en medio del proceso. ¿Por qué yo no podía hacerlo?.

Había sólo una razón.

Y a él no le importaba.

Gruñí y abandoné la fiesta. Iba a volver a la oficina, donde el trabajo me estaba llamando.

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Hola mis amores aqui publico el segundo capitulo de Perdida !!Recuerden que fic no es mio ni tampoco la traducción..Espero que lo lean y les agrade uno de mis fics favoritos !!Besos LAP

2 comentarios:

Isabella Macouzet dijo...

me pase por tu blog cuando lo vi en el de irene y me gusto muchisimo lap, espero que sigas escribiendo ya que eres muy buena escritora, a mi me encanta la poesia y tu... bueno no se como explicarme pero vas muy bien, tu cuadro de seguidores no esta sirviendo y no pude seguirte asi que me avisas cuando sirva si puedes

xoxo

Beth dijo...

Perdón, perdón, no me di cuenta que habías empezado uno nuevo. Aún no tengo una opinión muy clara,, pero me da la ligera sensación que en Corporación C está la clave... aunque todavía no hay rastro de Edward y, una historia sin Edward...
Seguiré el blog, a ver que aparece. Parece intrigante